La rampa de varada de bateas del puerto de Domaio, reclamada desde hace años por el sector, continúa sin ser utilizada a pesar de que la obra lleva meses finalizada. Es el único lugar en el que se pueden armar estas estructuras sin necesidad de vararlas primero en la playa, su uso permitiría mejorar las labores de carga y descarga del mejillón, dificultadas por la escasa línea de atraque, y sería una alternativa para muchos bateeiros que podrían construirlas y arreglarlas en los 3.000 metros cuadros que ocupa la rampa. Sin embargo, a pesar de su gran utilidad, la instalación todavía no se ha inaugurado y sus puertas permanecen cerradas porque nadie asume su gestión.

Entre los usuarios del puerto, hay quienes opinan que el espacio debería ser público y accesible a todo el que quisiese utilizarlo, siendo “responsabilidad de cada uno el trabajo que se realiza”. Así lo explica el presidente de la Asociación de Cofradías de Pescadores de la Ría de Vigo, Miguel Ángel Rosales, que critica que “pagamos una anualidad para poder utilizar estas instalaciones”. Según explica, la propuesta de Portos de Galicia, que invirtió más de 700.000 euros en la obra, es que la empresa Tragsa gestione la rampa, teniendo que pagar los bateeiros por su uso. Rosales se manifiesta en contra y expone que “sería mucho peor”, porque deberían avisar cada vez que necesitasen utilizar la explanada.

El presidente del colectivo se muestra indignado y espera que pueda solucionarse cuanto antes porque “no queremos que ocurra ninguna desgracia”. Con ello se refiere a que muchos bateeiros, ante la imposibilidad de realizar su descarga en el pequeño puerto de Domaio, antes de ir hasta San Adrián, donde también hay un gran movimiento y apenas espacio, deciden saltar las vallas que cierran las instalaciones y realizan en la enorme explanada su trabajo. “Es peligroso porque pueden caerse al intentar entrar”, expone.

El de Domaio es un muelle de carga y descarga para toda la Ría de Vigo y en él se concentran muchos bateeiros que necesitan un lugar para realizar su trabajo. A causa de la falta de espacio, la mayoría tiene que desplazarse hasta la zona de San Adrián, donde “podemos estar toda la mañana y toda la tarde” para realizar una labor que en un lugar adecuado estaría terminada en pocas horas.

Promesas de Caride

En enero, durante la visita de la aún conselleira de Política Territorial, María Xosé Caride, a la rampa de Domaio, el presidente de Portos de Galicia, Jacinto Parga, presentó la obra como finalizada y anunció que se debatiría con los usuarios cómo realizar la gestión. Durante el acto, Rosales trasladó el descontento del colectivo por la idea de una gestión externa y manifestó la necesidad de urgir la apertura de la explanada. Caride, por su parte, atendió las reclamaciones y prometió solucionar la situación cuanto antes.

Ahora, pasados tres meses, el presidente de las cofradías asegura que se había concertado una reunión con Parga el pasado 6 de marzo, pero “se suspendió”. Rosales se muestra “indignado” por la “falta de compromiso” y espera que la nueva administración agilice los trámites para que los bateeiros puedan hacer uso, por fin, de la rampa.