La inoportuna lluvia se encargó ayer de frustrar las buenas expectativas de los comerciantes que acudieron al mercadillo extraordinario de Jueves Santo que se celebra todos los años en Bueu. Las inclemencias meteorológicas aparecieron alrededor de las once de la mañana, “justo cuando comenzaban a llenarse de gente los puestos”, lamentan los vendedores.

La jornada no había empezado mal y, a pesar de la crisis económica, se esperaba un buen día de ventas. “Podía ser incluso mejor que el mercado del año pasado”, apuntaban desde algunos puestos. Pese a ello, la sensación es que la mañana no fue del todo mal, sobre todo si se compara con un día normal de mercadillo. “Al ser festivo, la gente no viene a primera hora y esto comienza a llenarse a partir de las diez y medio u once de la mañana”, explican algunas de las vendedoras. Por ello, lamentan que la lluvia apareciese justo en el peor momento. Pese a todo, el movimiento y trasiego de visitantes y compradores se mantuvo hasta después de la una del mediodía.

Cita ya tradicional

El mercadillo extraordinario de Jueves Santo es una cita ya fija en el calendario de la Asociación de Ambulantes de O Morrazo y se celebra desde hace tiempo. Normalmente, antes de finalizar el año se suele celebrar una segunda cita de carácter extraordinario, que se fija en función de la coincidencia de festivos.

Una de las novedades con respecto a un día normal es la presencia de un mayor número de puestos de venta. En esta ocasión había a mayores un punto de venta especializado en jamones y embutidos, otro con objetos de madera y mimbres y, finalmente, había un acuario con peces y tortugas.

Horario y ubicación

Lo que no varía es la ubicación del mercado, que se sitúa en la explanada portuaria y en los aledaños de la plaza de abastos y del Centro Social do Mar, ni los horarios. Los puestos abrieron sus “puertas” a las nueve de la mañana y la mayoría se mantuvieron operativos hasta pasadas las dos de la tarde.

En la jornada de Jueves Santo no sólo trabajan los vendedores ambulantes. Los comerciantes de la plaza de abastos también mantienen su actividad, lo que permite a los clientes acudir al mercado municipal a comprar pescado pese al carácter festivo de la jornada.