Con más concurrencia de fieles que el año pasado, según aseguraron representantes de la Coordinadora de Cofradías, y a hombros de 16 costaleras, la imagen de la “Soledad de María” recorrió ayer varias calles céntricas del casco antiguo de Cangas hasta el Eirado do Señal, donde tuvo lugar el acto de ofrenda antes de regresar por Eugenio Sequeiros hasta el templo parroquial. La virgen estuvo acompañada por los tambores de los cofrades y más de un centenar de devotos -mujeres, en su práctica totalidad- hasta que finalizó la procesión, cerca ya de las once de la noche. Aunque los pronósticos advertían de la posibilidad de lluvia, esta no hizo acto de presencia, y el buen tiempo acompañó todo el recorrido.

La comitiva partió de la ex colegiata a las 21:00 horas, tras finalizar el Rosario y la Misa. A pesar de ser el segundo año que se celebra, muchas personas se sumaron al desfile religioso, que transitó por las calles Real, Benigno Soage y Sol hasta llegar al Eirado do Señal, donde se había dispuesto un altar. Tras la ofrenda y unas palabras del predicador, la procesión siguió su camino por Eugenio Sequeiros, lo que permitió que no hubiera que cortar el tráfico rodado. En ese tramo final se produjo un leve incidente con un hombre que increpó a algunos participantes en la procesión, con palabras altisonantes, aunque no fue necesaria la intervención de la Policía Local, que se encontraba en las inmediaciones.

“Estamos moi contentos coa participación”, señaló el presidente de la Coordinadora de Cofradías, Manuel Gil, quien destacó el aumento de asistentes en el segundo año que se celebra la “Soledad de María”, así como la presencia de visitantes. Aunque los partes meteorológicos vuelven a avisar de cielos cubiertos y de la posibilidad de lluvias, los cofrades confían en que no se produzcan y no haya que suspender ninguna de las tradicionales procesiones de Jueves y Viernes Santos.