La estación de aguas residuales (Edar) de Balea pondrá en marcha "este mes" el sistema de depuración terciaria, que mejora el tratamiento y desinfección a través de rayos ultravioleta. La infraestructura ya está preparada desde el 21 de enero, pero no se ha activado debido a las desavenencias entre el Concello y la empresa adjudicataria (Acciona) a la hora de asumir los nuevos gastos generados de personal y consumo energético, que se cifran en 60.000 euros al año. La alcaldesa sostiene que esa cifra debe ser asumida por la Xunta, pero, ante el silencio del conselleiro Manuel Vázquez a recibirla para tratar el asunto, ha optado por cargar la partida en las arcas municipales y no repercutirla a los usuarios.

Clara Millán comunicó la decisión tras una reunión que mantuvo ayer -acompañada del concejal de Medio Ambiente, Tomás Abalde- con un alto directivo de Acciona, Francisco Javier López Buciega. La empresa sostiene que no está obligada por contrato a realizar gastos a mayores, excepto que se suba la tarifa a los ciudadanos, una opción que el gobierno local descarta. Aunque el concello se hace cargo de la inversión "para resolver xa o asunto", espera que sea una medida provisional y la consellería lo costee en breve plazo, al igual que hizo aportando, con fondos europeos, los 1,1 millones de euros de la instalación del sistema.

¿Fin del problema?

Pero, ¿quedarán ahora solucionados los problemas de depuración? Si la depuradora recibe un volumen de residuos "normal", si, porque destruye coliformes y las aguas saldrán saneadas a la ría; pero si llega más de la que tiene capacidad de asumir, los problemas seguirán, reconocen los responsables municipales. ¿Cuál es, entonces, el problema de base? La carencia de un sistema separativo de aguas pluviales y fecales en el 90% de la red municipal, lo que conduce hasta la depuradora las aguas de lluvia y satura su capacidad de tratamiento. Por eso la alcaldesa quiere que la Xunta se implique también en este asunto e invierta para mejora la red de canalización.