Arropado por la dirección provincial del PSdeG PSOE, Héctor Otero, aún aguanta los coletazos de las denominadas familias socialistas de Cangas que interfieren, en más ocasiones de lo debido, en la labor del grupo municipal. Al otro, la alcaldesa, Clara Millán y el problema de las injerencias en las áreas que pertenecen a los socialistas. Manda recados a diestro y siniestro. A socios del tripartito y algún que otro técnico. Es el pequeño bambi que se ha hecho mayor y ahora quiere marcar su territorio en el partido y en el Concello. Otero también anuncia que no está de acuerdo en lo que el avance del PXOM propone ahora para la finca Massó.

- ¿Saluda a su compañero Tomás Abalde?

- Sí, todos los días. Tengo una relación cordial.

- ¿Pero lo ve todos los días?

- Cuando lo veo.

- Pese a que el PSOE está recuperando espacio político en Cangas y va a más, muchos socialistas se empeñan en tirarse al barranco.

Habrá quien no haya asumido todavía los resultados de las municipales, la confianza que se depositó en mí y en la candidatura. Pero habrá gente que crea que es legítimo este tipo de protagonismo, pero, a veces, eso tiene que quedar en casa. Los protagonistas cainistas en un partido como el nuestro no son recomendables.

-¿Y a qué se debe su empeño en la externalización?

-Porque Cangas dejó de ser una villa y está a punto de convertirse en una ciudad y eso requiere que algunos servicios se tengan que externalizar. El actual sistema deja muchas lagunas. Y son muchas las cosas en este concello que pueden estar mejor.

- Pero el PSOE siempre defendió lo público

-Si, pero también el interés de los vecinos, que son los que exigen. El modelo actual no tiene armas para exigirnos. Se puede gestionar, pero no estar encima del cogote de un empleado. Pero le recuerdo que el PSOE aún no ha externalizado nada.

- El PP quiere sacarle los colores por el parque Nazaret y la compra de contenedores de segunda mano.

-Los colores los tendría el PP si una niña se rompiera la cabeza en el parque. Respecto a los contendores, la compra de segunda mano no es un delito y mi obligación es servir al pueblo.

- ¿Sabe Sotelo que usted ejerce muchas veces de abogado del diablo?

-Lo que tiene que hacer es sosegarse y darse cuenta de que ya no es alcalde. Ojalá el mismo respeto que le tengo yo me lo tuviera el a mí.

- ¿Usted también opina que los codazos debajo de la canasta son una leyenda urbana que tiene el tripartito?

-El análisis se resume en la frase que un teniente alcalde del BNG dijo: "Lo peor son las injerencias del alcalde". Pero creo firmemente que el trato no está reñido con que las cosas se hablen claro.

-En Vigo es el BNG el que se queja de injerencias y aquí es el PSOE.

-Es usted el que dice que es de Vigo ese teniente alcalde.

- Sí, soy yo y, por cierto, ¿fue un pulso entre PSOE y BNG el conflicto de los precintos?

-No lo consideraría un pulso, sí un cierto problema que se genera porque no haya firma delegada. La única la tiene la alcaldesa. A los técnicos les recomendaría que no jugaran a hacer política.

- Sí, pero en el caso Watergate, los técnicos fueron a la cárcel y los políticos se salvaron.

- Cualquier precinto debe ser consensuado con el gobierno.