La compañía Ancorae Danza llega hoy a Vila de Cruces para presentar su espectáculo Lúa, ganador del primer premio de Danza de L'Institut del Teatre de Barcelona 2019. La directora de la compañía y coreógrafa, Andrea Jiménez, explica las peculiaridades de esta muestra que estará hoy a partir de las 17:00 horas en el Centro de Creación Odaiko, Merza. Luego, a las 20:00 horas se realizará una parte del espectáculo que estrenan en Galicia. En la actuación se mostrarán las composiciones del gallego Manuel García Cortizo, compositor que conoció a través de una asociación de gallegos ya que él es natural de Galicia y ella tiene parte de la familia en las tierras meigas, algo de lo que presume.

-¿Qué tiene de especial este espectáculo?

-Es un espectáculo de danza en el que partimos del lenguaje flamenco, tanto corporal, como en las estructuras rítmicas. Lo peculiar que tiene es que a parte de que la dramaturgia se basa en el viaje que la mujer, biológicamente, durante los ciclos menstruales. Es una propuesta vinculada a la tradición gallega. La compañía trabaja desde la investigación, yo tengo ese objetivo de exploración del lenguaje del cuerpo a través de las danzas tradicionales. Hay una composición de grabaciones de cantos gallegos, que se entrelazan con los bailes y hacen de él algo único.

-¿Trabajará sobre la corporeidad y sonoridad?

-Sí, igual imparto el taller antes de la muestra, para los inscritos, está pendiente por la baja afluencia, pero creo que seguiré adelante por las pocas personas que se interesaron en asistir. La idea es mostrar el flamenco, por eso estaba abierto a todo el mundo. Es tratar de dar una visión más amplia de la modalidad, de lo que nos ofrece, para coger esos ingredientes y llevarlos a diferentes estilos de música y danza, tratar de ver cómo queda ese juego.

-Luego habrá la muestra de Lúa.

-Sí, la compañía vendrá casi al completo. Esto sigue fijo adelante, porque es algo que no da tanto susto como un taller, aunque es experimental. Sabemos que hay gente interesada en venir.

-¿Cuántos forman parte de la compañía?

-Somos cinco bailarinas, pero en el encuentro también estará el compositor, el gallego Mario García Cortizo. Por otro lado, hay un técnico de luces y asistente en dirección que están en Barcelona.

-¿Cómo conoció a Mario?

-Yo a Mario lo conocí en Barcelona. Él es gallego y yo tengo parte de la familia en Galicia, pero nos conocimos en una asociación gallega. Él es profesor de pandereta, entre otras cosas que hace, y ahí lo conocí. Hace dos años que colaboro con él, cuando me gradué en coreografía en Barcelona, y este es el segundo proyecto que trabajo con él. Hemos seguido trabajando en la línea de cómo podemos descontextualizar la música tradicional y coger piezas y hacer sinergias. Él no es conocedor del flamenco, ahora sí, porque la propuesta le atrajo desde el primer momento. Yo no tenía un conocimiento profundo de lo que era la música tradicional gallega, pero al final he crecido con esos sonidos. Hay algo que nos une mucho, además de hacer propuestas honestas, hay un amor por lo tradicional. Yo soy una persona que trabajo mucho desde la matemática del movimiento y la coreografía, entonces hay algo que a él le atrae en eso para componer la música.

-¿Desde cuándo viene su pasión por el mundo del baile?

-Desde los siete años que empecé bailando ha sido mi materia de estudio siempre. Sí, estudié primero la carrera profesional, con especialidad en danza española. Luego también me especialicé en coreografía en el Conservatorio Superior de Barcelona y así he seguido toda mi vida.

-Después de toda una vida bailando, ¿cómo ha sido este período con la pandemia?

-Es la pregunta del millón. Nosotros lo que vamos a hacer es un extracto del espectáculo que acabamos de estrenar en julio. Esto quiere decir, que hasta este mes fue todo una odisea, porque durante el confinamiento seguimos con el proceso de creación. Justo nos pilló que estábamos iniciando ensayos, así que seguimos con trabajo de mesas, porque yo escribo partituras coreográficas. A partir de ahí, pudimos ir haciendo el trabajo, leyéndolas y conectándonnos a través de varias aplicaciones de videollamada. Seguimos así, hasta que pudimos encontrarnos. Está claro que fácil no fue, porque se complicó todo a nivel de producción, calendario y protocolos que había que seguir. A nivel anímico, no sabíamos se podíamos estrenar a una semana de la fecha. La situación se puso mal en Barcelona, entonces lo veíamos difícil. También el encuentro aquí es eso, para mostrar que esto tiene que seguir en marcha.