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Unas vacas rodadas en kilómetros y genética

Las ganaderías Manteiga y Midón compran en una subasta francesa dos cabezas de ganado de 3.000 euros cada una

María Manteiga con la ternera recién llegada de la subasta de Francia a Barcia. // Bernabé/Javier Lalín

La genética es una de las claves para las ganaderías, por eso hacer kilómetros en busca de animales especiales es un gusto para muchos ganaderos. Es el caso de la ganadería Manteiga, de Oirós. El responsable de la misma, Suso Manteiga, afirma que en el tiempo libre que le deja el trabajo de ganadero con sus 150 cabezas, siempre que puede, "viajo para ver algún animal, para buscar algo en concreto". Afirma que se entera de todo a través de las redes sociales, "como de otras cosas son un medio de información para nosotros y para saber dónde va a haber concursos o subastas". Añade que a él le gustan las vacas y sobre todo el mundo de la genética, "por eso el poco tiempo libre que me deja la explotación se lo dedico a los pequeños viajes para buscar algo especial".

"Te gustan los animales, te gusta irlos ver, cuando es algo asequible pues hay que cogerlo. Aunque a veces es algo que te gusta mucho, pero que no está al alcance. Vas solo por verlo". Aunque en esta ocasión no pudo asistir por falta de tiempo, le pidió a Avelino Souto, de la ganadería Midón (Barcia) que le enviase la información para valorar que podía comprar en la subasta La Brasserie Holstein celebrada en Francia. "Él me dijo que había una ternera que se ajustaba al precio y lo que quería por eso la cogió", apunta. Añade que por este animal pagó 3.000 euros, más el 10% de la comisión para gastos de la subasta. "La ternera es para familia, hacer embriones y si vale, también para algún concurso".

Aunque suene raro pagar altos precios por los animales, es algo que viene de antaño. Manteiga recuerda que en la finca de Bos, "hace unos diez años, ya se pagaba alguna ternera a más de 22.000 euros, yo ya pagué hace siete años 9.600 por una vaca en una subasta de estas". Todo ello depende de los ganaderos, "de querer tener algo que no tenga nadie más, algo particular, que destaca mucho, que si tengo no estoy dispuesto a venderlo, si se hace es por dinero".

La genética tiene dos ramas, "la que cogemos nosotros es de concurso, tipo afición, que sería comparable a la caza o pesca; la otra rama es la de índices, que son las vacas que realmente van a durar más partos y producir más leche y darán más grasas y proteínas". Manteiga explica que estas son las dos ramas diferenciadas, pero que la que más auge tiene es la de índices. "Lo que principalmente se busca es animales que den mucha leche, con buena calidad y que casi no tengan enfermedades". Explica que todo ello se puede saber a través de la genética, "ya que como en todo, el mundo ha avanzado y ya se puede saber casi cómo va a ser y cómo serán sus hijos".

En las subastas a las que asiste afirma que los "precios son razonables y otras veces disparatados, siempre es lo que se paga". Otro de los animales que se subastó, Cherry, en Francia aterrizó en la ganadería lalinense Midón (Barcia), por la que Avelino Souto pagó 3.000 euros. El animal que más caro se vendió en el recinto fue una vaca recién parida de primer parto por 29.500 euros.

Suso Manteiga fue ayer nombrado presidente de Africor del área de Pontevedra. La Asociación de Gandeiros que engloba a todas las explotaciones sometidas a control de rendimientos lecheros en la provincia de Pontevedra y que realiza el control de los ganaderos de Ourense.

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