Álvaro Lodeiro es presidente de la Unión Musical Ponteledesma y además dirige el coro San Salvador de Camanzo, en la parroquia cruceña del mismo nombre. La banda está ensayando por secciones y siempre con mascarilla, mientras que el coro recuperará los ensayos en septiembre y lo hará por cuerdas, es decir, por el tipo de voz: soprano, contralto, tenor y bajo. Serán, como mucho, 10 personas por grupo. y siempre con mascarilla. Lodeiro explica que ya antes de la pandemia la coral seguía este sistema, porque permite trabajar mejor las voces.
En A Estrada, la Coral Polifónica de Berres ya recuperó los ensayos, pero no en su local habitual, sino en la iglesia "y con todas las medidas de seguridad", como recalca el presidente, Manuel Villar. La treinta de miembros de este coro tuvo que cancelar sus cinco conciertos en la parroquia (uno de ellos, en septiembre y para inaugurar el retablo del templo) así como varias actuaciones en festivales por culpa de la pandemia. "Es imposible realizarlos, aunque nos encontremos en un espacio amplio", explica Villar. Más que nada porque el sonido de las voces, al estar separados, no sería el mismo.
En Rodeiro se optó directamente por no retomar los ensayos. Una de las componentes del coro cambote, Maruja Rey explica que la formación ni siquiera pudo celebrar su asamblea extraordinaria, prevista para mediados de marzo. La última actuación de la Coral Polifónica de Rodeiro fue ya el año pasado. "Por norma, cada año solíamos hacer entre 20 y 30 actuaciones, entre las que incluso teníamos acompañamiento en funerales", apunta. Habitualmente, sus 20 integrantes ensayaban en el centro cultural Manuel Lamazares. Rey indica que la vecina Coral de Chantada probó a hacer conciertos colocando a sus miembros en la escalinata del templo, pero desistió de continuar con esta opción. Es más fácil una actuación de este tipo en espacios abiertos y, eso sí, con aforo controlado, como la que ofreció a principios de agosto Voces da Terra en la plaza Juan Carlos I, de Vila de Cruces.
