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Francisco Javier Gutiérrez: "Todos tenemos ya unos hábitos que nos protegerán en el caso de otra pandemia"

"Los aplausos fueron una de las mayores satisfacciones que viví como profesional"

Francisco Javier Gutiérrez, ayer, durante su charla. // Bernabé/Javier Lalín

El Salón Teatro de Lalín acogió ayer una interesante charla sobre desinfección sanitaria a cargo de Francisco Javier Gutiérrez, Fran para todos, miembro de Emerxencias Lalín que recientemente asistió a un curso especializado impartido al este de la capital de España.

-¿Cómo ha resultado la experiencia de un curso tan específico?

-Muy buena, la verdad. El curso estuvo impartido por el microbiólogo Miguel Ángel Llamas y, también, el responsable de riesgo químico en Madrid durante el confinamiento y mandos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que también estuvieron directamente relaciones con el tema de desinfecciones, sobre todo en Madrid.

-¿En qué consistió este seminario de 20 horas de duración?

-Fue todo muy intenso. Como había gente de toda España, lo primordial fue poner en común las distintas experiencias vividas durante la alarma sanitaria. Aquí lo que nos tocó en comparación con lo que hubo por Madrid o Barcelona fue muy poquito. Había gente de esas dos ciudades y, también, de Valencia que nos contaron su experiencia. Además, nos enseñaron técnicas nuevas orientadas a una buena desinfección y a cómo actuar en función de la zona y de la superficie en la que se trabaje.

-Todos hemos aprendido de la pandemia. Supongo que ustedes mucho más por razones obvias.

-Nosotros por nuestro trabajo, que en ese momento era un trabajo esencial, no nos cambió absolutamente nada. Al contrario, lo que hicimos fue contar con más refuerzos y abordar nuestro trabajo con todavía más intensidad porque tuvimos más carga de trabajo. Sabías que estabas actuando en pleno auge del coronavirus con casos crecientes y, después, te tenías que ir a tu casa como todo el mundo.

-¿Estamos más preparados ahora en caso de rebrote que cuando apareció el virus hace tres meses?

-La experiencia nos mejora a todos, por supuesto, tanto desde el punto de vista de profesionales como nosotros como en el caso del ciudadano de a pie. Todos hemos cogido unos hábitos que siempre quedarán ahí y que ayudarán a protegernos en el caso de que nos afecte una nueva pandemia.

-¿La charla está básicamente orientada a la prevención?

-La sociedad espera que llegue la vacuna esa tan deseada. Según distintas informaciones, imagino que es cierto que está avanzada pero es mucho suponer. Se trata de un virus que se contagia por la tos y las secreciones de la boca y la nariz, y lo único que nos queda es protegernos. Nuestro método, hoy por hoy, es la autoprotección. No hay otro para evitar el contagio.

-¿Los vecinos de Lalín se portaron bien durante el encierro?

-Mi percepción del caso de Lalín después de haber estado en la calle es muy buena. Evidentemente, siempre hay excepciones pero pienso que tanto el comportamiento de los vecinos como las medidas adoptadas fueron excelentes. Yo creo que esto va en la mentalidad de cada uno y pienso que aquí somos gente que por la forma en la que nos criamos y por donde nacimos somos bastantes estríctos y responsables. Al final, es una mezcla de responsabilidad y disciplina porque te avisan de lo que está pasando y lo normal es que tomes las medidas más adecuadas. Desde luego, no es lo mismo un confinamiento en un piso medio de Lalín con las dimensiones que tiene que en otro de 40 metros en Madrid o en cualquier ciudad. En el rural se llevó mucho mejor porque se pudo salir afuera, aunque sea dentro de tu propia casa, es una ventaja.

-¿Dónde radica el peligro a partir de ahora? ¿Qué sintió con los aplausos de los vecinos?

-Lo que más me preocupa a nivel personal es que a Galicia la pandemia le afectó menos que a otros lugares. Cuanta más inmunidad poblacional tengamos más seguros estaremos. Ahora mismo eso sólo se consigue pasando la enfermedad porque no hay una vacuna. Por eso espero que no podríamos esta lo suficientemente inmunizados en ese caso. Y en cuanto a los aplausos, quizás sea la mayor satisfacción que pude vivir como profesional de emergencias. La verdad es que nos sentimos muy queridos y trabajamos con mucha energía. Nos sentimos muy arropados e importantes. Fue una de las mayores satisfacciones que he tenido hasta ahora.

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