La Virgen gótica, probablemente del siglo XIV, hallada por un estradense en el cauce del río Sar a su paso por Santiago de Compostela fue retirada ayer del lecho fluvial y trasladada al Museo das Peregrinacións de la capital gallega, donde, según fuentes de la Xunta, será "depositada y estudiada en profundidad para determinar su valor patrimonial".

Realizada en granito, la escultura está tallada en cuatro de sus cinco caras y representa a una virgen entronizada con el Niño. A ambos lados, sobre sus hombros, surgen dos ángeles (putti) y aunque están bastante desgastados, todavía es posible apreciar el rostro y la mano de cada uno de ellos sujetando algún objeto o incluso el propio manto de la Virgen.

Los investigadores estiman que se trata de una talla suspendida, que podría ir embutida en una pared, quedando en su práctica totalidad al aire, posibilidad que parece reforzar la decoración que presenta en su base. Esta incluye una flor de cuatro pétalos central y hojas de acanto entrelazadas, que a priori no tendría sentido habilitar si esa cara sirviese de apoyo de la pieza sobre otra estructura. Tanto la cara de la Virgen como la cabeza del Niño han desaparecido, de acuerdo con las hipótesis que se barajan "por un impacto antiguo teniendo en cuenta el desgaste de las aristas de la rotura realizada con la intención de desacralizar la pieza.

Pese a todo, de su importancia habla el importante despliegue de efectivos y medios que tuvo lugar en la mañana de ayer en el paraje de Conxo, en el que hace aproximadamente diez días la encontró el estradense Fernando Brey Quintela. Éste formó parte de la expedición programada por la Xunta para proceder ayer a la retirada de la talla del cauce fluvial para su traslado al Museo das Peregrinacións. El propio conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, encabezó la expedición, en la que también se dieron cita la directora xeral de Patrimonio Cultural, Carmen Insua; la experta en Patrimonio Cultural de Galantiqua y colaboradora de la empresa de tasación Alforo Asesores a la que Fernando Brey había informado de su hallazgo, Ana Paula Castro Jiménez, y el presidente de la Asociación para a Defensa do Patrimonio Cultural Galego (Apatrigal) de la que también forma parte Ana Paula Castro, el también estradense Carlos Henrique Fernández Coto.

Este fue el que, a través del Portelo Único de la Xunta de Galicia en el Concello de A Estrada, informó a la Xunta del hallazgo casual de esta Virgen gótica en el Sar de Santiago. Había intentado hacerlo previamente en la Xunta pero, debido a la pandemia, no se lo quisieron admitir sin cita previa. Además de la comunicación del hallazgo, le adjuntaba a la Xunta la ficha técnica con los datos de análisis del hallazgo realizada por Ana Paula Castro. En esta documentación se dejaba claro que la persona responsable del hallazgo arqueológico era Fernando Brey Quintela.

Natural de Loimil pero afincado por razones laborales en Santiago desde hace dos años, al trabajar en la firma Canalóns Santiago de Calo, Brey se tropezó con la escultura, literalmente, hacía unos días mientras practicaba su afición favorita: la pesca. Sucedió a última hora de la tarde de un día en el que había ido a trabajar a una casa próxima al río en el paraje de Conxo. Tras preguntarle a los dueños de la vivienda si en ese tramo del río había truchas, decidió probar suerte. No se imaginaba que su improvisada jornada de pesca se convertiría en una fecha inolvidable en la que tuvo la oportunidad de realizar un importante hallazgo arqueológico. Iba absorto, mirando al río, y, por eso, no vio la talla hasta que se tropezó con ella. "Te tienes que fijar. Es un bulto muy grande. Si no, le pasas por encima", explicaba ayer.

Como no llevaba móvil, al día siguiente volvió a fotografiar la pieza y le derivó las fotos a Ana Paula Castro. Esta, al ver las imágenes, quiso ir al punto exacto de localización de la pieza. Para ello, como le sucedió a los que ayer participaron en la expedición, tuvo que caminar por el río para acceder al paraje de difícil acceso pero de escaso caudal sito en la parroquia de Conxo en el que se encontraba la talla. Ya ese día, Ana Paula Castro le hizo ver que se trataba de un hallazgo importe.

La experta la daría cuenta también a Fernández Coto, el presidente de Apatrigal, que también acudió a ver la talla. Decidieron mantener el hallazgo en secreto para evitar que alguien pudiese robar la pieza con la finalidad de venderla en el mercado negro. Finalmente, derivaron a la Xunta la comunicación de hallazgo arqueológico casual, especificando que su artífice y, por tanto, según Fernández Coto, a quien le corresponde el premio del 50% del valor de la pieza es a Fernando Brey Quintela. Este le restaba ayer importancia a esta recompensa y consideró que lo importante es que esta pieza pase al patrimonio autonómico para que sea "para todos" los gallegos.

| Carlos Fernández, presidente de Apatrigal: "Es impresionante. Podría ser la Virxe da Cuncha perdida”

“Nos mojamos pero la pieza es impresionante. Más incluso después de haberla visitado de nuevo con el conselleiro y responsables de Patrimonio”, explicaba ayer el presidente de Apatrigal,el estradense Carlos Henrique Fernández Coto tras participar en la expedición que marcó el inicio de la retirada de laVirgen del cauce fluvial del Sar y su traslado al Museo das Peregrinacións. La talla,de entre 150 y 200 kilos de peso, está "mutilada de cabeza, desacralizada”. En una de las figuras infantiles que incluye el conselleiro se dio cuenta de que hay un “botafumeiro” de 6 centímetros, detalló. Una de las hipótesis que se baraja es que pudiese tratarse incluso de laVirxe da Cuncha perdida. Deberá concluirlo la investigación arqueológica e histórica que ahora arranca. Comenzará despojando a la pieza de la gruesa capa de musgo que la cubre. Contribuyó a mantenerla oculta y apunta a que podría llevar en el río “200 o 300 años”, en un cauce fluvial sito apenas a un kilómetro de la catedral de Santiago.

| Fernando Brey, artífice del hallazgo: "Estoy emocionado. Esto pasa una vez en la vida"

"Es una satisfacción. Estoy emocionado. Esto pasa una vez en la vida”, explicaba ayer el artífice del hallazgo, el estradense Fernando Brey. A sus 42 años, nunca pensó que la afición a la pesca que adquirió en Loimil con apenas 14 años -y que le llevó a pescar en el río Bo de Riobó, en el Ulla o en el Arnego- le permitiría descubrir “un tesoro”. Así se lo dijo a Ana Paula Castro cuando la llamó y ha constatado que estaba en lo cierto. Firme defensor de la pesca sin muerte porque considera que “hay que cuidar la naturaleza”, también aboga por defender el patrimonio gallego. Más allá de la gratificación que le corresponda -y que Apatrigal cifra en el 50% del valor de la pieza- señala que su mayor premio es hacer posible el rescate de la imagen y la propia “aventura” que vivió ayer. Pidió el día libre para ver cómo la pieza que descubrió salía de donde a priori parece que llevaba siglos oculta, en un paraje fluvial próximo a altos muros de 3 o 4 metros de altura que en su día pudieron pertenecer a un monasterio o una iglesia.