Música, actividades, atracciones... Todo se mezcla durante uno o varios días en los que está permitido soltarse la melena para disfrutar de las fiestas de casa. Hay quienes van recorriendo las más conocidas, mientras que otros se quedan solo con las propias. Las hay religiosas y las hay centradas básicamente en la verbena nocturna. Da igual la forma o la duración, porque todas tienen algo en común, reúnen a una gran cantidad de personas. Esa reunión, siempre sinónimo de fiesta y diversión, es en estos momentos algo prohibido y desaconsejado en la lucha contra el coronavirus y su dispersión y es la que pone en serio riesgo la que pone en serio riesgo de cancelación la mayor parte de estas celebraciones.
Se trata de una situación de incertidumbre que se deja notar especialmente en las fiestas previstas para los meses de junio y julio. En muchos casos ya se han tomado decisiones, con cancelaciones como la Romería do Rapaz o la Festa do Lacón en Silleda, aunque la mayor parte de las organizaciones han decidido aguardar hasta el último momento para tomar una decisión sobre su celebración o cancelación.
Dos casos sobre los que hay que poner la lupa son las fiestas de A Estrada y Silleda, unos festejos con varias jornadas y tradicionalmente plagados de actividades. En ambos casos, ya se ha anunciado que, en caso de llevarse a cabo, no serán unas fiestas al uso, sino algo mucho más austero con un programa en el que se busque evitar las aglomeraciones de gente.
Esa aglomeración es también con la que debe lidiar una romería tan conocido como la del Corpiño, que reúne cada año a miles de devotos. Desde la iglesia ven complicado a estas alturas que se pueda celebrar de la manera tradicional. En el otro extremo estarían las numerosas fiestas organizadas en las aldeas, como la de Santa Margarita en Callobre, que reúne cada año a miles de personas y que tiene todo en el aire.
