El Enredo es por el momento el único bar abierto en la zona. Otros como el Navegación o el Catro Vigas sirven comida para llevar.

-¿Confía en que la Fase 2 traiga una reactivación de la actividad en la zona de los vinos estradense?

-Espero que sí, aunque la gente no está mucho por la labor de abrir. No se están animando de momento, aunque no sabría decir muy bien por qué. Algunos tuvieron que hacer Ertes y eso cambia todo. Yo en mi caso no tuve que hacerlo, porque trabajaba con extras. Estoy yo sola. Si sacas ahora a la gente del ERTE le tienes que pagar todo el mes. Supongo que muchos esperarán a que puedan abrir de todo para volver.

-Usted está acostumbrada a trabajar día sí y día también en el Enredo desde hace más de tres décadas, ¿cómo ha vivido estos dos meses de confinamiento y de cierre forzado de su establecimiento?

-Tengo que reconocer que los primeros días lo pasé muy mal. Después, fui buscando cosas que hacer. Estuve por ejemplo pintando el Enredo y arreglé los almacenes. Si no lo hago, terminaría volviéndome loca.

-¿Alguna vez había estado cerrado el Bar Enredo tanto tiempo seguido?

-Nunca habíamos estado cerrados tanto tiempo. Se van a cumplir ahora 34 años desde que abrimos el Enredo. Parece que fue hace poco pero ya pasó mucho tiempo. Cerrar durante dos meses seguidos era impensable pero estamos en una situación que nunca nadie ha vivido antes y hubo que hacer cosas que no hicimos antes.