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El 'galo de curral' se echa a la carretera

Los criadores organizan un sistema de envío por paquetería para dar salida a los 300 animales en 'stock' por la suspensión de la feria cruceña y el cierre de restaurantes

Tito Mariño, en una de sus explotaciones avícolas, en Merza. // Bernabé/Ana Agra

Envasado al vacío, troceado y con media docena de huevos de regalo. Es la opción B que ha puesto en marcha la Asociación de Criadores de Galo de Curral (en la que se integra Crugalo) para dar salida a un producto que, de no ser por el coronavirus, estaría ya vendiéndose desde marzo y tendría su punto culminante en la Festa Gastronómica do Galo de Curral, el último domingo de mayo en el casco urbano cruceño.

El colectivo de criadores lleva más de un mes recogiendo encargas a través del teléfono de Tito Mariño (686 672 231), aunque en un futuro pondrá en marcha un sitio web. Mariño anota todos los pedidos y los reparte entre la veintena de explotaciones, para que todas puedan dar salida a los animales. Hay unos 300 en 'stock', en total, e interesa despacharlos "porque el gallo, al llegar a los 12 meses, baja de peso", y además a partir de los 9 se pelea con otros machos en sus ansias por fecundar a las gallinas. Los criadores cruceños trabajan por tandas, de modo que a comienzos de año entran los animales que se consumirán al ejercicio siguiente. Pero el coronavirus obligó a muchas explotaciones a alimentar a dos generaciones de animales. Así que la alternativa no era otra que montar un sistema de envío a domicilio: cada animal, de hasta cinco kilos de peso, está troceado en nueve raciones. El cliente recibe su pedido por paquetería y al día siguiente. Da para una comida para cuatro ó seis personas, y encima con media docena de huevos de regalo en una época en que las gallinas ponen más. Los criadores sacrifican los animales en la granja (al ser para consumo particular) o en el matadero de Avega en Agolada. Corren con los gastos del envasado al vacío y el envío. El cliente paga unos 50 euros, cuando antes pagaba sobre 65. "Bajar demasiado el precio del producto no es bueno, preferimos envasar gratis y ocuparnos nosotros también del coste del envío", explica Mariño.

Al preguntarle sobre la posibilidad de colocar esta carne en los lineales de los supermercados, este criador explica que su precio no puede competir con el del pollo criado a la manera industrial, puesto que el Galo precisa mucho más tiempo de cebo y una alimentación distinta. Sus clientes se concentran más en tiendas gourmet y, de hecho, ayer mismo Mariño recibía una llamada telefónica de una red de tiendas delicatessen de Madrid, interesada en este alimento.

Entre los clientes que decidieron celebrar su particular Festa do Galo en casa hay compradores de la comarca dezana, pero también de otras latitudes y que nunca han fallado en las 26 ediciones de esta cita gastronómica. "Todo el mundo reaccionó muy bien", agradece Mariño, que recuerda que a un cliente de Ferrol que no pudo venir un año por enfermedad se le envió un animal para que pudiese degustarlo. En las próximas semanas, los criadores también quieren poner en marca una red con los restaurantes para que estos elaboren diversas recetas con gallo para que sus clientes recojan el plato ya elaborado. Los criadores, por otra parte, llevan algunos años inmersos en la tramitación de la Indicación Xeográfica Protexida para esta carne. La documentación está ya bastante avanzada.

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