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La crisis sacude a las empresas de transporte de viajeros, algunas con casi toda su flota parada

El servicio discrecional está a cero y representa el 60% de la facturación de algunas firmas -Hay negocios en los que solo operan dos de 38 autocares o uno de 30 - Los viajeros entre A Estrada y Santiago pasan de los 550 diarios a 75

Manuel Barcala, ayer, entre los autobuses de Express de Vea. // Bernabé/Javier Lalín

Son grandes, para muchos un recurso de primera necesidad pero, en cierto modo, han permanecido un tanto invisibles entre los muchos efectos económicos de la crisis sanitaria del coronavirus. Sin embargo, la situación generada tras la declaración de la pandemia y el consiguiente estado de alarma está sacudiendo de manera acusada a las empresas de transporte de viajeros en las comarcas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes, tanto que, cuando se cumplen dos meses desde el inicio del confinamiento de la población y ya alcanzada la fase 1 de la desescalada, muchas firmas tienen la mayor parte de su flota completamente aparcada.

Las sensaciones de parálisis e incertidumbre se mezclan en el seno de estas empresas, en especial en el que caso de aquellas que están centradas en los servicios de transporte escolar y discrecional y no tanto en las líneas regulares de transporte público. Es este el caso de Express de Vea o la lalinense Autocares Meijide. En ambas el 60% de la facturación está ligado al transporte discrecional de viajeros, de tal manera que sus servicios son contratados por un ente público o privado para la realización de excursiones, por ejemplo.

"Estamos esperando despertar de esta pesadilla", apunta Adolfo Meijide, desde la empresa que bautiza su apellido. Además de parálisis, aprecia falta de expectativas en relación a su principal rama de actividad. Esta empresa de Lalín trabaja mucho con el turismo extranjero, "sobre todo asiático y europeo", realizando circuitos por toda la Península. Sus meses fuertes van de marzo a junio y, después, septiembre y octubre. Sin embargo, con el panorama actual, el tiempo de máxima actividad se ha visto protagonizado por cancelaciones y el aplazamiento de circuitos y excursiones para 2021.

La empresa cuenta con 54 trabajadores y ha tenido que recurrir a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), algunos con reducción de jornada y otros con suspensión temporal de empleo. De su flota de 38 autocares solo dos están en activo para cubrir los desplazamientos de las líneas comarcales entre Lalín, Agolada, Rodeiro y Dozón.

En Express de Vea, el temporal se capea con el cobro de la ahora reducida factura del transporte escolar. El 60% de la facturación se liga al transporte discrecional y este está a día de hoy sin servicio alguno. El gerente de esta empresa estradense, Manuel Barcala, explica que se realiza algún servicio regular, con un autobús en circulación de una plantilla de 11. Subraya que decidieron no hacer ningún ERTE. "Estamos soportando el personal con lo que nos están pagando", expone Barcala, subrayando que es de marzo a junio cuando se deberían estar produciendo los mayores ingresos. Indica que la empresa "no realizó reducción de jornada ni nada y la gente está en casa por ética profesional; 11 personas son 11 familias, así que buscamos una salida financiera a través de los préstamos, más bien para el futuro que para ahora", indica. De este modo, todos los trabajadores menos uno -porque continúa una línea activa- están en sus casas. El de personal no es, ni mucho menos, el único esfuerzo económico que se requiere en un momento como el actual. La firma adquirió su último autobús en diciembre y el anterior, en abril. "Esos préstamos hay que pagarlos", remarca el gerente. Para hacerse una idea, basta decir que un autocar ronda los 200.000 euros.

La situación de estas dos firmas es similar a la que se vive en el seno de Autocares Lázara, en Silleda. En estos momentos 29 de sus 30 autocares están parados, al no poder realizar transporte escolar, servicio discrecional ni su línea regular Portugal-Galicia-Andorra, que esperan poder recuperar, aunque con limitación de plazas, en el mes de junio.

Desde esta empresa trasdezana, Luis Alberto Lázara explica que fue necesario acudir a un ERTE, aunque en condiciones diferentes para sus 35 trabajadores. Relata que el parón llegó justo cuando arrancaba la temporada a alta, teniendo que cancelar los muchos viajes programados para esta primavera. No se muestra muy optimista de cara a una pronta mejoría de la situación, primeramente por la falta de desplazamientos y, después, por las limitaciones de aforo. "Y van a tardar, porque dependemos de la confianza de la gente para venir", augura.

El impacto de esta crisis sanitaria en el transporte de viajeros se aprecia también de forma muy sensible en la actividad de firmas de A Estrada tan reconocibles como La Estradense, que tiene en la línea A Estrada-Santiago uno de sus servicios más demandados. Si antes se realizaban 26 viajes entre el municipio y la capital gallega en un día lectivo, ahora hay cinco servicios de ida y otros tantos de vuelta. A Pontevedra hay dos de ida y otros dos de vuelta, cuando antes serían cinco en cada dirección.

Desde la empresa se concreta que el volumen diario de usuarios antes de la pandemia rondaba los 550 viajeros a Santiago, cuando ahora se mueven unos 75 por jornada, con una media de ocho pasajeros por expedición. Aunque con la desescalada se van incrementando servicios -la empresa no llegó a estar parada por la prestación de servicios mínimos, en especial para viajes al área sanitaria o para facilitar el acceso al trabajo- todavía son pocos los que se animan a subirse al autobús, que solo podría ir al 50% de su aforo (un autocar suele tener 55 plazas) y con todos los ocupantes con mascarilla obligatoria.

La situación ha cambiado el perfil mayoritario de clientes. Los estudiantes han dado paso a personas que se desplazan para acudir a los servicios del área sanitaria compostelana o por trabajar en el entorno de la Ciudad del Apóstol. La empresa solicitó un ERTE y su plantilla de entre 10 y 11 trabajadores tiene ahora mismo a cuatro en activo.

En la estación de autobuses de Lalín también se aprecia mucho el bajón, aun cuando la desescalada comienza a incrementar el servicio. Antonio Villar explica que hay muy pocos usuarios y que quienes viajan lo hacen por necesidad, por acudir al médico o al trabajo. Desde estas dársenas parten autobuses hacia Lugo, Ourense, Santiago o A Coruña, si bien los desplazamientos interprovinciales se han visto mermados. Las líneas con mayor funcionamiento son las de carácter comarcal, que comunican la capital dezana con Vila de Cruces, Rodeiro, San Rizón, Berredo y O Corpiño, por ejemplo.

La mayor parte de estos autobuses salen o llegan a la estación de Lalín con una ocupación muy por debajo del 50% permitido. "No van ni al 20", detalla Antonio Villar, que recuerda que la mascarilla resulta obligatoria para subir al autocar.

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