| Algunos reclamos turísticos de las comarcas tienen ya sus puertas abiertas y otros nunca las han cerrado. Este último es el caso de la Fervenza do Toxa, en la parroquia silledense de Pazos, si bien el confinamiento impedía de facto el acceso a quienes vivieran a más de un kilómetro de distancia. Es uno de los enclaves naturales más visitados del norte de la provincia y constituye, con el monasterio de Carboeiro, uno de sus más importantes polos de atracción. Como monumento que es, el cenobio trasdezano podría reabrir sus puertas a partir del 25 de mayo, pero el Concello no ha decidido la fecha. El tercer vértice del triángulo mágico del turismo dezano es la playa fluvial de A Carixa y su entorno, otro magnífico paraje para el ocio que ya permite el estado de alarma. En A Estrada, el puente colgante del coto de Couso, que conecta con el área recreativa de O Xirimbao estaba ya estos días abierto, permitiendo a los vecinos admirar las caudalosas aguas del Ulla desde esta perspectiva elevada, además de un paseo por esta singular y tambaleante estructura.
