Ha decidido no ponerles nombre. Es una forma de no encariñarse demasiado con ellos. A estas alturas ya tiene tres gatos en casa y dos más superaría sobradamente el cupo permitido. A Begoña Freire sin embargo se le cae la baba al hablar de sus dos protegidos, dos gatos que deben tener en torno a un mes de vida y que encontró abandonados en unos contenedores del rural. La suerte o el destino hicieron que pasase cerca de la zona y los escuchase llorar. La estradense inició entonces una nueva misión con final feliz: encontrar un buen hogar para los dos pequeños cachorros.

La estradense afincada en Teo se encontró con los dos gatos el pasado viernes en la zona de Pontevea. Regresaba a casa en coche cuando se paró en un cruce. Al llevar la ventanilla bajada comenzó a escuchar unos maullidos desesperados que procedían de unos contenedores cercanos, así que decidió parar e ir a investigar. Allí se encontró con dos pequeños gatos, uno de ellos negro y otro gris. Estima que no tendrán mucho más que un mes y que debían llevar poco tiempo allí cuando los encontró. La estradense destacó además que ambos debían venir de un hogar, porque se encontraban muy limpios y estaban acostumbrados a la gente, ya que se acercaron y se dejaron coger sin dudar.

"Los pobres estaban muy asustados pero los pude coger sin problema". Según explica, el único daño aparente que tenían de su aventura lo mostraba el gato gris, que posiblemente pueda tener el rabo roto.

Begoña Freire decidió entonces llevarse a ambos gatos a su casa. No era la primera vez que tenía un gato de acogida en su vivienda pero desde el primer momento descartó la opción de quedarse con ellos, ya que tiene tres más. Ante esta situación, la estradense decidió emitir una petición de ayuda a través de las redes sociales. Utilizando su perfil de Facebook publicó un anuncio pidiendo una casa para los dos gatitos. En solo unas horas, su petición voló por las redes sociales hasta que finalmente apareció una persona dispuesta a hacerse cargo de los ambos. Se trata de una vecina de Freire, que en la tarde de ayer recibió a sus dos nuevos amigos en casa.

Freire destacó que los dos cachorros tuvieron una aventura afortunada con final feliz pero pudo ser muy diferente. En el lugar en el que se encontraban estima que habrían durado poco tiempo siendo tan pequeños, ya que corrían peligro de ser atropellados por los coches yque les costaría mucho encontrar comida.