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Conciertos a raíz de una promesa

Edelmiro González pone música desde su ventana junto a la voz de cuatro jóvenes

Edelmiro González, junto a su mujer, (arriba) y Rocío y Belén Taboada, anteayer por la noche, amenizando una jornada más. // Bernabé/Ana Agra

El coronavirus consiguió unir a calles y barrios ante esta situación tan complicada y nueva para todos. Durante todas estas semanas fueron surgiendo iniciativas para tratar de combatir el confinamiento y la música es siempre una gran aliada. En todos los rincones a las ocho de la tarde los vecinos salen a aplaudir desde sus ventanas o balcones y en más de un lugar los conciertos improvisados, o no tanto, animan las jornadas. Es el caso, del que cada día, a las diez de la noche, surge junto a la conocida Fonte dos Cabalos de Lalín, gracias a Edelmiro González y todo fue a raíz de una promesa. Asimismo, este vecino ahora cuenta con el acompañamiento de coristas, cuatro de sus vecinas.

"Todo comenzó el viernes 13 de marzo, cuando los niños acabaran ya las clases, que sobre las diez de la noche pasó mi amigo Oliver Jiménez, que es camionero y había llegado de una ruta de fuera, y pitó. Le llamé para preguntarle cómo le había ido y cómo se enfrentaba a esta nueva situación. Y le dije, que en agradecimiento a todos los transportistas, como los del sector alimentario, que continúan ahí en primera línea, todos los días, a esa hora le dedicaría una canción", cuenta González. A raíz de ahí fueron sonando más porque los vecinos salen a hacer peticiones e incluso, le piden determinados temas por WhatsApp o Mensseger.

Ahora todas las noches suenan al menos tres canciones y más de una vez se escucha: "¡Otra, otra!" Este particular "pinchadiscos" cuenta ahora también con cuatro coristas: su prima Lucía Varela, Jessica Froiz y las hermanas Belén y Rocío Taboada que viven en otros edificios. "Al principio salía poca gente a escucharlo, pero se empezó a correr la voz, y a las 21:58 horas se abren las ventanas y la gente pregunta qué canción sonará hoy", apunta Belén Taboada. "Y así ahora se ponen hasta tres canciones desde la más moderna de reggaeton hasta la más antigua para todos los gustos", añade. Ellas le preguntan qué tema toca cada día para aprenderse la letra y que toda salga a la perfección. "Queremos agradecer a este vecino que nos pone música y a todas las personas que salen a la ventana. Porque esta pandemia nos trajo cosas horribles, pero también nos ayudó para conocer a esas manos que salen a aplaudir y que son vecinas", lanzan estas cuatro jóvenes.

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