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Las comarcas levantan la persiana al ralentí

Tintes y cortes de pelo son los servicios más demandados en las peluquerías -Las ópticas amplían su horario matutino y detectan retraso en el suministro de cristales -Los fisios, con la agenda casi llena para la semana

Las comarcas levantan la persiana al ralentí

Ayer no fue el típico lunes que marca el inicio de una larga semana laboral. Al contrario, muchos negocios exclamaron un "¡por fin es lunes!", tras casi un par de meses sin actividad. Aunque sea con cita previa, atención individualizada y estrictas medidas de higiene y prevención, vuelven a funcionar salones de belleza, restaurantes con servicio de recogida de comida, centros de fisioterapia o comercios minoristas. Eso sí, las tiendas de calzado y textil apenas registraron movimiento, frente a los salones de belleza y fisios.

"Tenemos cubierta la agenda hasta la semana que viene", explica Verónica Pazos, que regenta la peluquería con el mismo nombre en A Estrada. Por cuestiones de seguridad, durante estos primeros días atiende ella sola a su clientela, así que sus dos compañeras se incorporarán la semana que viene. El salón dio preferencia en las citas a las personas de más edad, una cuestión que entiende perfectamente el resto de usuarios. "La gente joven está dispuesta a ceder su cita a los mayores o a casos de urgencias", explica.

El salón, durante estos días de caminata a la nueva normalidad, nada tiene que ver con la estampa anterior al 14 de marzo: ya no hay revistas para evitar contagios al tocarlas, y en los tocadores solo se ve gel desinfectante y guantes. Todo el producto que se vende, además, está plastificado. Si las peluquerías antaño ya extremaban la higiene pata con sus clientes con toallas individualizadas y esterilización frecuente de su utillaje, ahora dan un paso más con alfombras desinfectantes en la entrada, como en la peluquería Models, de Lalín, o la masculina de Javier Fernández, también en A Estrada. "Abrí a las ocho de la mañana, una hora antes de lo habitual, y ya no tengo huecos libres hasta el jueves", explica. Su método de trabajo poco ha variado, ya que antaño atendía a los clientes de uno en uno, sin sala de espera, y con una media hora para cada. Por el momento "solo hago cortes de pelo, no arreglo barbas por seguridad".

De hecho, los cortes de pelo y los tintes son los servicios más demandados en las peluquerías durante estas primeras jornadas. En Lalín, a diferencia de las dos anteriores, la citada peluquería Models sí puede contar con dos peluqueras a la vez. Su dueña, Sandra Calvo, decidió retirar uno de los tres tocadores para que las dos expertas pudiesen trabajar en condiciones de seguridad. Tanto los peluqueros como los clientes deben usar mascarilla y guantes (que se facilitan en los locales si el usuario no los lleva), además de batas y toallas desechables: Pero la falta de suministro de este material, debido a que estos negocios supieron que podían abrir hace escasos días, obliga a que en algunos casos los peluqueros usen las batas que antaño eran para los tintes, y se deshacen de ellas cuando rematan con el cliente. Con las toallas, cabe la opción de desinfectarlas lavándolas a 90 grados. Su jornada de trabajo se alarga no solo porque no pueden compensar la espera de un tinte, por ejemplo, con una manicura (si solo hay una peluquera), sino porque al rematar con cada usuario hay que desinfectar todo lo que haya tocado éste, como el sillón, el tocador o la zona donde se realizan depilaciones. Tienen, incluso, que desinfectar las monedas.

Hablábamos de las dificultades para conseguir batas desechables, y es una cuestión que afecta a peluquerías pero también a los centros de fisioterapia. Yanira Fernández trabaja en Lalín e insiste en este problema de abastecimiento. Tuvo que readaptar su centro a la nueva situación, cambiando la sabanillas de tela por papel y además, antes de atender a cada cliente, éste debe cubrir un cuestionario para saber si tuvo contacto o riesgo de contagio por coronavirus.

"Siempre trabajé con cita previa y sola, así que mi ritmo de trabajo apenas ha variado. Eso sí, ahora distancio cada cliente" para tener un margen con el que cubrir ese cuestionario y poder desinfectar la consulta. Ya a lo largo de todo el estado de alarma tuvo llamadas de clientes para saber cuándo reabría, y ayer sus consultas "no eran por tonterías. Hubo clientes que salían ayer por primera vez de su casa, y muchos de ellos están vinculados a la ganadería" y acudieron por problemas por cargas de peso. Hubo, también, llamadas de clientes que forzaron sus primeras jornadas de deporte al aire libre. Fernández organiza su trabajo con consultas más complicadas a primera hora de la mañana y una franja de 10.00 a 12.00 para las personas mayores. Su agenda está casi completa para lo que resta de semana.

Como decíamos, hubo menos movimiento en comercios o artesanos como zapateros. Uno de ellos es Nelson Guillem. Su local en la calle Joaquín Loriga reabrió ayer con muy poca repercusión, "porque en realidad todo cogerá más pulso a partir del día 11. De hecho, yo me enteré ayer [por el domingo] de que podía volver a funcionar". Ya antes de la crisis sanitaria solo podía atender a una persona, dadas las dimensiones del local.

Las ópticas, por su parte, ya mantuvieron durante el estado de alarma un horario de atención al público, aunque restringido. Óptica Pereiro, en la rúa da Ponte de Lalín, funcionó hasta la semana pasada un par de horas por la mañana y por la tarde, con teléfono disponible para urgencias. "Ahora tendremos un horario un poco más amplio por las mañanas", apunta Isabel Pereiro. Las ópticas también tienen que extremar su seguridad, dada la tendencia del cliente a probarse decenas de gafas. "Tenemos cartelería alertando de que se toque lo mínimo, y si se cogen unas gafas para probárselas, que las dejen después en el mostrador" para desinfectarlas. Pereiro ve muy difícil que en un futuro los clientes compren gafas por catálogo, "porque una cosa es verlas y otra comprobar cómo te quedan puestas". Durante estos meses de confinamiento, esta óptica detectó cierto retraso en el suministro de algunos proveedores de cristales.

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