"Tengo el lunes ya cerrado. Mis clientes están solicitando reservas, y duramente". Juan Carlos Breijo regenta el salón masculino Breijo BC Peluqueros, en Silleda, y apunta que este primer día de vuelta al trabajo apenas supondrá cambios en su rutina. "Antes ya trabajaba con citas de media en media hora, así que no tenía aglomeraciones. En cuanto a las medidas de seguridad, mi pareja es enfermera, así que ya en febrero usaba en el local desinfectantes de manos". Del mismo modo, este peluquero también había incorporado entre sus rutinas de protección el uso de toallas desechables. "Yo solo ya tengo 80 toallas, además de unas 200 de usar y tirar" por mes. Son materiales que ya estaban computados en el precio que pagaba el cliente. "Lo único que varía ahora, en mi caso, es el uso de la mascarilla así como de la pantalla protectora que debo utilizar", puntualiza.

Breijo indice en las medidas de seguridad e higiene que ya de por sí se emplean en este sector. "Por lógica, cada cliente ya disponía de su propia toalla, de su propio kit. Y además, todo el utillaje que usamos se esteriliza dos ó tres veces por la mañana y otras tantas por la tarde. En realidad, creo que en lo que nos afecta a los profesionales es en tener más cuidado a nivel individual".

Es evidente que las peluquerías masculinas funcionan a un ritmo diferente de las femeninas. Es normal que los hombres se corten el pelo más a menudo que las mujeres, pero la caída de eventos va a afectarles menos a las peluquerías masculinas y barberías. "Durante los meses de verano quizá perdamos algo de clientela, pero no va a ser dramático. Los eventos para nosotros son un plus", recalca Breijo.