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El virus congela el mercado de la vivienda y su impacto laboral rescinde alquileres en cadena

Agentes de Deza y Tabeirós señalan que su actividad está prácticamente a cero al no poder tener contacto con clientes para mostrar propiedades - Los ERTE motivan que trabajadores foráneos dejen los pisos que habitan

La crisis sanitaria del coronavirus mantiene congelado el mercado inmobiliario de las comarcas de Tabeirós-Terra de Montes y Deza. La firmas ante notario se reservan de manera exclusiva a cuestiones que puedan acreditar su carácter urgente y el resto de las operaciones están paralizadas a la espera de que las propias agencias puedan volver a abrir sus puertas. Desde el sector se incide en que este tipo de actividad requiere un contacto directo y presencial entre el agente inmobiliario y el cliente, una cuestión que en estos momentos del estado de alarma es totalmente imposible. A mayores, fuentes consultadas por esta Redacción aseguran que el impacto laboral que también está originando esta crisis está motivando rescisiones en cadena de contratos de alquiler, principalmente por trabajadores procedentes de otras zonas y que se ven afectados por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).

"Si llama alguien le atendemos pero no podemos enseñar viviendas; es un sector en el que el trato personal es fundamental", explica desde la firma estradense Hábita Inmobiliaria Alejandro García Ríos. Incide en que la actividad se encuentra paralizada, a excepción de trámites directamente ligados al alquiler, tanto de pisos como de bajos comerciales. En este último caso, indica que muchos caseros del municipio apostaron por perdonar el alquiler a los comerciantes o por rebajar su precio. Remarca que este "detalle" parece haberse convertido en estos momentos casi en una "acción moral" si bien no deja de reconocer que para muchos propietarios estos ingresos mensuales son un parte fundamental de su propia economía doméstica.

Los ERTE están detrás de buena parte de las rescisiones de contrato de viviendas que se vienen registrando en A Estrada. Explican que en el municipio trabajan actualmente muchas personas procedentes de otros concellos gallegos y que, al verse afectados por este tipo de expedientes, deciden abandonar el alquiler para retornar a sus ayuntamientos de origen, buscando reducir gastos en una situación económica complicada. "Anulan los contratos porque no saben cuándo tiempo va a ser", explica García Ríos, que añade que otros ciudadanos con teletrabajo también dejan el alquiler cuando son de fuera de A Estrada.

En esta situación, este agente inmobiliario reconoce que estas personas se "arriesgan a luego no encontrar", teniendo en cuenta las dificultades que desde hace tiempo existen en la capital estradense para el alquiler de vivienda. No deja de reconocer, también, que al no moverse el mercado es posible que tengan suerte y su piso les espere cuando recuperen la normalidad en el trabajo.

Variación de precios

Desde el sector inmobiliario estradense no se aguarda que una caída de precios después de esta crisis. Recuerdan que incluso tras a fuerte recesión económica vivienda entre 2008-2012, "en A Estrada no llegó a caer el mercado", "pero sí se ajustó a la realidad". Indican que únicamente se vieron afectadas las promociones nuevas que se quedaron con mucha vivienda en stock. "A Estrada es una microburbuja. Los precios no van a caer porque están ya muy ajustados", opina el gerente de Hábita.

En la capital de Deza la situación es similar, con una actividad inmobiliaria paralizada. "Estamos haciendo alguna firma urgente porque vencían las arras", explica Patricia Seijas, desde Inverdeza. Reconoce que también en Lalín se están produciendo casos de propietarios de locales que decidieron pasar a cobrar la mitad de la renta para ayudar y conservar así a su inquilino. Desde su experiencia, señala que esta situación no se está dando en el caso de viviendas, si bien reconoce que se registra algún que otro retraso en el pago en una situación especialmente dura para muchos ya desde el punto de vista económico y sin la existencia de ayudas para este fin.

Seijas imagina que este mercado, "como todo", se puede ver afectado por la situación que derive de la crisis del Covid-19. Precisa que los precios en Lalín dependen mucho de la zona, desde algunas en las que el metro cuadrado puede rondar los 500 euros a otras en las que se va a los 1.200.

Patricia Seijas remarca que mucha gente está optando por el alquiler y que desde hace un año se viene arrastrando poca oferta para vivienda nueva en alquiler, aunque a situación no sea tan acusada como en el caso de A Estrada.

Por su parte, desde Inmobiliaria Costa se asegura que el paro de la actividad es prácticamente del 100%. "Está completamente parado. Al no haber trato con el cliente directo estás quieto", apunta Toño Costa, que asegura que este es un sector de la actividad en el que, con las puertas cerradas, "poco o nada se da avanzando". Insiste en que las medidas dictadas impiden salir para poder afrontar la situación sanitaria, que ahora es la prioridad, "y eso quiere decir evitar completamente el contacto con clientes".

Toño Costas explica que alguna gente se pone en contacto telefónico con la inmobiliaria porque tiene previsto comenzar a trabajar en la zona "pero no podemos enseñarle nada", apunta. Prefiere no hacer cábalas sobre lo que pueda deparar esta situación para el mercado, estimando que "no tiene mucho que ver" con la crisis económica vivida desde 2008.

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