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Encerrados en una "casa grande"

José Maril pasa el confinamiento con su familia en su pazo de 900 m2 y aprovecha para escribir sus memorias

Autoridades durante la inauguración de esta casa rural.

La mejor forma de combatir al Covid-19 es quedarse en casa, pero el confinamiento es diferente según qué tipo de casa. Son muchas las personas en todo el mundo que ansían poder salir de las cuatro paredes que conforman su piso y envidian a todos aquellos que residen en una casa y más si esta tiene finca. El matrimonio formado por José Maril y Marina Mosquera son unos privilegiados. Ellos viven, junto a su hija María Marina, en la conocida como Casa Grande de Fuentemayor, situada en el lugar de Cobas, en Cortegada (Silleda).

Precisamente, este sábado se cumplieron 25 años desde que este emblemático inmueble decidió convertirse en casa rural. Tenían planeada una fiesta para conmemorar esta trayectoria, pero tendrá que esperar debido al coronavirus. "Esta casa siempre perteneció a nuestra familia, por parte de mi madre. Tiene fecha de 1710, pero ya se había empezado a construir 50 años antes y durante todo este tiempo fue pasando de unos a otros, pero en la misma familia", cuenta María Marina Maril. "Fue una casa de presbíteros, de gente religiosa, pero que también residía con la familia. Mi madre también vivió aquí de pequeña y durante un tiempo quedó vacía, lo que provocó su deterioro y era imposible vivir en ella", indica.

Promoción del rural

Fue entonces cuando se empezó a promocionar el turismo rural en Galicia y esta familia vio una oportunidad para revivir a este espacio con tanta historia. "Fue por el año 1995 cuando empezaron a dar las subvenciones para este tipo de casas y mi madre tuvo la iniciativa de arreglar la casa para este uso. De su categoría, de tipo A, fue una de las primeras casas rurales de Galicia y de la zona también porque en aquella época había pocas". Como en todo, Maril define estos años de momentos buenos y malos y destaca un perfil variado el que se aloja en estas instalaciones turísticas. "Tenemos grupos de amigos, de familias, extranjeros, peregrinos... también hacemos distintos eventos como bodas, comuniones...", cuenta.

Tal y como se recogen en portales turísticos esta casa es un pazo de 900 metros cuadrados rodeado por un extenso jardín de 20.000 metros cuadrados y de árboles centenarios. La Casa Grande de Fuentemayor conserva el estilo arquitectónico original de Galicia, con materiales empleados como la piedra (granito) y la madera de castaño y roble. Ellos tres viven en la misma casa que hace también de complejo hotelero y confiesan que se encuentran encantados de pasar el confinamiento en un lugar como este. "Aquí se lleva bien porque estamos en el campo y podemos salir por la finca". Sin embargo, también están preocupados por el futuro. "Estamos muy bien, pero económicamente no es fácil porque tenemos que seguir manteniendo todo, los costes son los mismos, mientras tuvimos que paralizar todos los eventos y se cancelaron todas las reservas a lo largo de estos meses y estamos pendientes de los siguientes", señala la hija del matrimonio. Su madre también es consciente de que llegarán tiempos difíciles. "Por lo menos, un año tardará en ponerse todo en marcha con normalidad", cree Marina Mosquera.

"Nosotros no tenemos duda ninguna, pero esta es una desgracia tremenda y nunca se pensó llegar a vivir esta situación", apunta Mosquera. "Es una pena, pero nosotros aquí estamos bien, tenemos la gran suerte de poder dar unos paseos por el jardín y eso es una ventaja muy grande", resalta la matriarca quien confiesa su deseo de que esto termine cuanto antes y anima a todos a colaborar quedándonos en casa para salir de esta lo antes posible. "Es muy importante que la gente respete las normas que nos están mandando para que esto se acabe lo más pronto posible".

Ahora aprovechan estos días sin turistas para poner al día trabajos de mantenimiento tanto del inmueble como de la gran finca, para que todo esté en orden cuando se pueda reanudar la actividad. "Estamos dándole una vuelta a todo, porque son muchos años y hubo muchos eventos y los almacenes están que rebosan, así que aprovechamos estos días para tirar todo aquello que ya no vale", apunta Mosquera.

Muy conocido

José Maril Sánchez es una persona muy conocida porque fue uno de los impulsores en 1978 del certamen agropecuario Semana Verde, que desde 1988 ostenta la categoría de Feria Internacional y fue el primer presidente de la Fundación Semana Verde de Galicia, que se constituyó en 1991. Además, desempeñó otros cargos. "Él lo lleva muy bien. Yo le aconsejé que aprovechara el tiempo para hacer sus memorias, algo que tenía muchas ganas de hacer y en ello está. Se mete por la mañana en la oficina, sale solo para comer al mediodía y después, otra vez hasta la noche a la hora de la cena. Está repasando apuntes, recordando cosas para escribirlas", cuenta su esposa. Ahora habrá que esperar a que reúna todos los momentos para después, poder leerlas, que es mucho lo que tiene que contar.

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