Se refiere a los seis días que Ángel se pasó "encerrado como un perro" en una habitación para evitar contagiarla. En esos días, como ella no presentaba síntomas, pasó "muchos trabajos" . Ignoraban que ya estaba infectada. Fueron días de mascarillas, de dejarle a Ángel la comida en una bandejita apoyada en una cómoda y de limpieza extrema de la casa, con agua rebajada con lejía, prestando especial atención a la desinfección del único baño de la casa, que compartían, y de elementos tales como los pomos de las puertas o las llaves de la luz. Se hablaban con la puerta en medio. No hubo tanta distancia entre ellos ni cuando eran novios. Eran otros tiempos. Pero hasta entonces estaban "más juntos, cuando no nos veían", se sonríe Teresa.