Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El amor en el tiempo del coronavirus

Las nuevas tecnologías ayudan estos días a soportar la distancia que impone el encierro

El amor en el tiempo del coronavirus

Películas y canciones se encargan de recordarlo: el amor está por todas partes. Está en esa pareja de novios que ansía el momento de reencontrarse; en ese grupo de amigas que ha tejido lazos fuertes que las unirán de por vida; en los abuelos que añoran a sus nietos y que anhelan el abrazo de sus hijos o entre dos primos pequeños que descubren, al verse en la distancia, lo mucho que extrañan jugar juntos. El malvado coronavirus ha llegado para poner nuestro mundo patas arriba. Para llenar los días de noticias que desalientan, de historias de pérdidas y amenazas. Sin embargo, en estos tiempos difíciles las nuevas tecnologías se han convertido en las mejores aliadas para sentir el calor de un abrazo o el tintineo de dos copas que se juntan en un brindis, aunque nunca llegue a producirse este contacto. A ellas se agarran estos días los vecinos de Tabeirós-Terra de Montes y Deza para soportar el confinamiento.

Mateo cumplió el sábado su primer año de vida. En el momento del postre, una videollamada permitió que sus bisabuelos, abuelos, padrinos y primo pudiesen sumarse a la celebración y compartir el momento en el que el pequeño sopló su vela, justo antes de lanzarse directo a por la tarta. "Fue muy emotivo", reconoce su tía y madrina. Relata esta estradense que fueron solo diez minutos, pero que permitió a toda la familia no perderse este momento tan especial. No solo el homenajeado disfrutó de la fiesta. Su primo Pablo, al otro lado de la pantalla, corrió en busca de los juguetes que ambos tienen en común para jugar juntos, a pesar de la distancia que el coronavirus puso entre estos dos pequeños.

Incluso el regalo tiene anécdota. Se lo encargaron en la juguetería estradense Pintaletras, que durante el inicio del confinamiento ofrecía la posibilidad de realizar entrega a domicilio. Sin embargo, cuando se endurecieron las medidas, el establecimiento tuvo que adelantar la entrega para asegurar que Mateo recibiese su juguete a tiempo. "Fue todo un detalle por su parte; a veces no valoramos lo que tenemos cerca y compramos por internet y, cuando más falta te hace, al final es el comercio de proximidad el que está ahí", apunta la tía del cumpleañero.

Ana y Suso llevan cuatro años saliendo juntos. Sin embargo, esta crisis sanitaria los mantiene separados. Viven en Lalín pero, dado que él tiene animales que atender en Vila de Cruces, está ahora en su casa familiar, ante las dificultades de movilidad que entraña el estado de alarma. La pareja trata de llevar lo mejor posible la distancia mandándose mensajes y llamándose durante el día, dejando para la noche el momento de verse las caras, aunque sea a través del teléfono o el ordenador.

Paula, Kiko y Lorena van todos los días juntos al gimnasio. La pandemia rompió esta rutina. Sin embargo, en un intento por seguir compartiendo su tiempo de ejercicio, todos los días a las 20.30 se conectan a través de Skype, mientras siguen en la pantalla de sus televisores una sesión de entrenamiento difundida por Instagram. "Trabajamos glúteos, abdominales y piernas. Acabaremos con una tableta de chocolate, por fuera y por dentro", bromean, aludiendo a los constantes viajes a la nevera que el estar tanto tiempo en casa despierta en el común de los mortales. "Al final sigues manteniendo tu rutina diaria y te estás moviendo un poco. Los tres vivimos en un piso y nuestra movilidad es reducida", explican.

Los "cafés virtuales" están siendo también esos días una tendencia, al igual que los vermús que comparten familia y amigos los fines de semana, de nuevo a través de múltiples aplicaciones. "Al principio se notaba la diferencia. Ahora ya casi me acostumbré a la videollamada, no queda otra; echas de menos quedar en la Farola para ir a tomar algo... pero es lo que hay", explica una vecina de A Estrada, que narra también cómo una amiga la avisó de que pasaría por delante de su casa para ir al supermercado y pudieron hablar de ventana a acera. Son tiempos de ingenio y también de conformismo.

Esteban queda los sábados por la noche con sus amigos. Se toman una cerveza en la distancia, charlan e incluso se animan a jugar juntos al clásico entretenimiento de elegir una letra y escribir ciudades, comidas o cosas que te puedas encontrar en una playa y que comiencen por ella. Son tiempos de estar juntos, aunque toque vivir separados. El amor está por todas partes, pero en estos tiempos se aviva con una buena conexión a internet.

Compartir el artículo

stats