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Cerrojo al inicio de la temporada alta

El sector turístico vive con cierre forzoso de establecimientos los que deberían ser días de elevada facturación - La crisis frena en seco las llamadas y reservas de cara al verano

Ana Villamayor delante de su establecimiento turístico, sin actividad.

La crisis sanitaria del coronavirus está sacudiendo con fuerza al sector turístico de las comarcas de Deza y Tabeirós-Terra de Montes, que este año vive la Semana Santa más atípica de la historia. Esta actividad económica acostumbra a iniciar por estas fechas su temporada alta. Sin embargo, el estado de alerta y todas las consecuencias que de él se derivan hace que este año todos los establecimientos tengan sus puertas cerradas al público.

"Nunca pasó algo así. Esta es una época en la que las casas suelen rondar el 100%" de ocupación", apunta la presidenta de Mar de Compostela, la asociación que reúne a 18 casas de turismo rural -16 de A Estrada y dos de Forcarei- y que oferta 300 plazas de alojamiento. Ana Villamayor reconoce que las "pérdidas son importantísimas" para este sector. Antes incluso de que se decretase el cierre forzoso comenzaron a cancelarse las reservas para estas fechas. "En el turismo rural lo que se trabaja sobre todo es la Semana Santa y el verano. Al anular la Semana Santa, las pérdidas son enormes y veremos todavía lo que pasa porque, de momento, la gente ya no está llamando ni reservando para el verano", indica.

Villamayor explica que, habitualmente, su teléfono no deja de sonar. No son todo reservas, sino gente que busca información sobre qué visitar en la zona o qué tipo de establecimientos se ofertan en la comarca. Indica que desde enero comienzan las reservas para el verano y que este año lo que se están registrando son cancelaciones de algunas que ya se habían formalizado, en especial las del mes de junio. "Se conservan algunas para julio y agosto", apunta, para luego añadir que hubo un frenazo en seco de las llamadas. "Ahora no suena ni el teléfono. No se mueve nada", lamenta.

Incide Villamayor en que esta situación tiene repercusión en otros sectores locales. "La gente viene de vacaciones y gasta", señala. Desde el turismo rural se espera que a partir de mayo la situación comience a solucionarse un poco el problema "porque si no es fatal para todos, para el turismo en especial porque vienen los meses en los que más se trabaja".

De hecho, el periodo de marzo a mayo es uno de los de mejor facturación para las casas de turismo rural de Deza. No pueden competir con el turismo de costa, así que temporadas como Semana Santa o los meses anteriores o posteriores al verano son su agosto en caja. Pero el coronavirus ha cercenado estos ingresos. Hubo que anular reservas ya desde mediados de febrero, como indican desde Casa Goris, en Reboredo (Merza, Vila de Cruces). Este alojamiento es uno de los favoritos entre los peregrinos a Compostela, que suelen reservar un par de noches para aprovechar y conocer los encantos de la zona. Casa Goris, con siete habitaciones dobles, confía en que la administración expida ayudas para compensar las pérdidas, y duda de que antes de agosto pueda retomarse la temporada. Agosto es ahora el horizonte de las reservas de Pena de Roca, una vivienda de uso turístico ubicada también en Merza y que comenzó a funcionar el año pasado, tras una restauración. Giovana Otero, su responsable, explica que por iniciativa propia contactó al inicio de la cuarentena con la familia francesa que había alquilado la mansión para pasar la Semana Santa, para retrasar su visita a estas tierras cuando la situación se normalice. Hubo que anular, también, la reserva de otros clientes para la celebración de un cumpleaños.

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