Cecilia Doporto ha mantenido "los horarios como si fuera jornada laboral", levantándose a las siete de la mañana y bajando algún día a su puesto en el Museo de Lalín. "Se me pasó la semana limpiando cristales, ordenando armarios, leyendo libros o viendo una o dos películas al día", además de "descansar y hablar con la familia y los amigos", fundamental para alguien que vive sola. "Echo en falta no poder ver a mi madre, que está mal, o a los hijos, pero esta situación cambiará", proclama. Sale "lo necesario, para hacer la compra para mi y para otras personas que lo necesitan, por su estado de salud delicado". "Es una guerra y nosotros somos unos privilegiados, porque tenemos todas las comodidades en nuestros hogares, así que no debemos caer en el pesimismo. La soberbia no cabe en este instante".