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El largo camino a casa

Diego Peña consiguió volar a Oporto desde Londres después de cancelarse tres vuelos y llegó a Lalín tras hacer dos rutas en bus

Diego Peña, con sus maletas en el aeropuerto de Oporto.

"Llegué, por fin. Fin de la odisea". Es el mensaje que quien esto escribe recibió ayer, a las 16.20 horas, de Diego Peña tras un día entero de combinaciones de vuelos y transporte en autobús para llegar de Londres a su vivienda familiar en Lalín.

Este joven de 28 años, formado en Ciencias Políticas, estaba trabajando desde septiembre pasado en el hotel Andaz London, en Liverpool Street. "Quería perfeccionar mi inglés y en el hotel me encargaba del departamento de eventos". Una vez que se declaró la pandemia del coronavirus, comenzaron a cancelarse todos los actos previstos en el local. De hecho, en este mes Peña trabajó un único día. Tenía un contrato por horas, así que una vez que la gerencia les comunicó que se suspendían todos los eventos como medida de contención del contagio, decidió volver a Lalín.

El martes comenzó a buscar vuelos, y encontró uno para hoy sábado, con destino a Santiago. Pero el vuelo fue cancelado, así que consiguió otros dos vuelos, ambos con destino a Madrid, pero que también quedaron suspendidos. Consiguió, finalmente, un vuelo para Oporto. "Salí ayer (por el jueves) a las cinco de la tarde. Dejé cosas en la habitación", ya que conoce a otra joven de Lalín que reside en la capital inglesa. El avión salió el jueves a las 21.00 horas y llegó a Oporto a medianoche, donde decidió dormir. Acompañado por sus maletas, pasó la noche en el aeropuerto portugués y confiando en poder tomar un tren a Vigo.

"Había otra opción, la de alquilar un coche en el aeropuerto de Oporto, pero resulta que si no lo dejas de vuelta en el aeropuerto, debes pagar una tasa. Al final, si viajo desde Oporto en coche y lo dejo en Lavacolla, al final tendría que pagar 1.300 euros, más de lo que cuesta un coche de segunda mano", explica. Así que decidió esperar por un autobús con destino a Vigo. El bus salió en torno al mediodía y, una vez llegados a la ciudad olívica, pudo tomar otro bus que lo dejó ya en tierras dezanas. Al final, precisó un día entero de viajes para cubrir un trayecto que en circunstancias normales le habría llevado unas cuatro horas.

Al preguntarle cómo se vivieron las primeras noticias del coronavirus en el Reino Unido, apunta que "al principio se veía como algo externo, ajeno, mientras el virus no llegaba a Europa". Pero las cosas cambiaron cuando se desató la pandemia en Italia. Estos días "en el aeropuerto ya vi a gente preparada con mascarillas, igual que en Oporto. Yo llevo guantes y voy con gel antibacteriano". Durante su viaje en bus de Oporto a Vigo, apunta que el transporte iba medio vacío, con los que los viajeros podían guardar la distancia de seguridad. Y Diego Peña no era el único que estaba viviendo una odisea para regresar a su casa. "Viene también un joven de Jaén, desde Londres, que confía en poder enlazar desde Vigo. Espera que la Guardia Civil no le ponga muchas trabas". Durante su espera en los aeropuertos, conoció odiseas aún más largas que la suya. En el de Stansted se encontró con cuatro madrileños que venían de Filipinas, y que durante cinco días no habían podido desplazarse por la continua cancelación de vuelos.

Al preguntarle por si se plantea volver a trabajar fuera de Galicia, explica que desde que llegó a Londres su intención era buscar trabajo en la tierra en que nació. De todas maneras, sus jefes del Andaz London le garantizaron que tiene el puesto reservado.

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