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Cerdos que saben a mimo

Avega amplía su producción ecológica con una explotación que aspira a cebar 320 cabezas alimentadas a base de cereal

Alfonso Vence, ayer, en la explotación porcina ecológica de O Marco, en Siador. // Bernabé/Javier Lalín

España es el cuarto productor de carne porcina del mundo, por detrás de China, Estados Unidos y Alemania. La demanda de este alimento, sobre todo desde países asiáticos, explica la proliferación de granjas de cebo intensivo en la comarca en los últimos tiempos. Pero de forma paralela también va en aumento un consumo de carne "como las de antes", criada sin prisas y con el mínimo impacto ambiental posible.

Fue aquí donde Avega, la cooperativa con sede en Agolada, vio un nicho más de mercado. Dispone de una finca de 32.000 metros cuadrados en Aldea do Marco, en Siador, cerca de la granja de gallinas ponedoras que ardió en 2017 y que ahora vuelve a estar en marcha. "Es, en realidad, un hotel de seis estrellas para cerdos", explica el jefe de producción de la cooperativa, Alfonso Vence. En la parcela viven 110 cerdos de la raza Duroc y Landrace, que disponen de una nave con camas de paja, un espacio para la alimentación y, ya fuera, una parcela en la que pueden pastar, revolcares en la tierra o, simplemente, dar un paseo. Como se hacía antaño con los cerdos cebados en casa. Los animales, relata Vence, entraron con tres meses de vida y están en la explotación otros tres ó cuatro meses más. Su alimentación se basa en cereal ecológico suministrado por agricultores de otras comunidades autónomas. Para reducir la huella ambiental y recuperar tierras abandonadas, la próxima idea de vence es poner a producir cereal 400 hectáreas en el sur de Ourense el año que viene.

Estos cerdos se venden sobre todo en chuletas y bistecs en una carnicería de Agolada. "Hicimos pruebas en Navidades y la gente alucinaba con el sabor. Queremos que la gente vuelva a confiar y ver que puede comprarse un producto como el que había 40 ó 50 años atrás", explica Vence. Solo en Agolada despachan tres canales todas las semanas, y de ahí que Avega quiera abrir mercado mediante la colaboración con una veintena de tiendas en Madrid. El resto de sus productos (huevos y pollo ecológico) puede encontrarse en tiendas especializadas y en El Corte Inglés. "Nuestra idea es desembarcar en las grandes ciudades", esgrime, consciente de que en las urbes sí hay un público que demanda productos ecológicos y que, a lo mejor, no los tiene tan cerca.

Pero volvamos a los cerdos de Siador. Son 110 por ahora, pero la finca tiene capacidad para 320 cabezas, y Avega pretende poner en marcha más explotaciones similares en otros núcleos aislados "para que estos animales sirvan además de desbrozadoras". Por un lado, frenan el riesgo de incendio en montes, y por otro, al usar paja como cama y estar en el exterior su abono tiene menos amoníaco y, al considerarse orgánico, ya tiene como destinatarias a varias explotaciones de carne y leche, también ecológicas. "Les facilitamos este abono prácticamente a precio de coste", añade Vence.

Mallas electrificadas

Decíamos que el sector porcino en Deza tiene un peso mucho mayor que el vacuno en municipios como Rodeiro o Silleda. Una de sus amenazas es la entrada de la peste porcina a través del jabalí, un riesgo que por el momento no está cubierto por el seguro. En este sentido, Alfonso Vence se muestra tranquilo: toda la finca está vallada y electrificada, de modo que ningún animal puede salir de ella, por mucho que escarbe, pero tampoco puede entrar el jabalí. De la explotación por el momento se encarga una persona, y habrá otra cuando esté a pleno rendimiento. Vence acude a menudo a ver a sus cebados "porque es una auténtica terapia. Me ven entrar y se acercan".

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