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Estallido de color en el Versalles Gallego

Las camelias que dan fama al vergel del Pazo de Oca se encuentran en plena ebullición de su floración

Estallido de color en el Versalles Gallego

Los amantes de las camelias tienen una cita ineludible estos días en el conocido como Versalles Gallego. Es el mejor momento del año para disfrutar de la floración de las camelias que contribuyen a engrandecer la fama del vergel del Pazo de Oca. En realidad, no hace falta ser un experto en la temática para gozar de este estallido de color que, aunque despunta en meses de invierno, semeja un hermoso anuncio de que la primavera y los días de sol están más cerca.

Los hermosos jardines de este palacio, que pueden visitarse durante todo el año y de manera gratuita para los vecinos de A Estrada, se reservan la particularidad de tener color todo el año. Sus muchas especies lo posibilitan y, en gran parte, el prodigio se debe al incalculable número de camelias que crecen en este amplio recinto. De hecho, cuando el otoño llama a la puerta, las flores de invierno que regalan las variedades más tempranas de camelias comienzan a despertar y a ofrecer su belleza. En octubre ya se pueden encontrar algunos de estos ejemplares, que van dando el relevo a otras variedades y permitiendo que las camelias tengan flor en Oca hasta casi entrado el verano.

Ignacio Valladares tiene la suerte de disfrutar de este espectáculo todos los días. Es uno de los profesionales que trabaja mimando el jardín del Pazo de Oca y puede ir presenciando a lo largo del año cómo las camelias van regalando sus apreciadas flores. Reconoce que este es el instante en que la floración está en su máximo apogeo, un momento cumbre que podría prolongarse hasta la Semana Santa, si bien alguna variedad más tardía todavía podría permanecer con flor hasta casi mayo.

Un paseo por este afamado vergel regala ahora mismo una auténtica sinfonía de color. Las camelias japónicas están en su momento más álgido y son muchas sus variedades. El es caso del seto de japónica alba Mont Blanc, una formación de grandes dimensiones. Empiezan a aparecer las primeras en la camelia Reticulata, quizás la más famosa de Oca por estar considerado el ejemplar más antiguo de esta especie en Europa, además de por sus 11 metros de altura. Como si supiese que es una de las grandes atracciones de este jardín, reserva sus flores para el final. Existen otros ejemplares dignos de mención, como las camelias del siglo XVIII que, a causa de crecer con dos plantas entrelazadas, su copa regala flores de dos tonalidades diferentes.

En la paleta cromática de las camelias que cada año atraen a miles de turistas hasta el Pazo de Oca -se encuentra en la Ruta da Camelia y sus ejemplares motivan numerosas visitas de turistas extranjeros- predominan el rosa y el blanco. Alguna flor apuesta por el rojo e incluso pueden verse algunas -más raras- que tienden al morado y al amarillo. No faltan los ejemplares bicolor.

Aunque la floración es similar todos los años en términos cuantitativos, esta temporada guarda la particularidad de que el fenómeno es más efímero, dado de que las intensas lluvias hacen que las flores se oxiden antes. Al pie de estos camelios se bordará un manto de pétalos, que se va retirando en la limpieza semanal del jardín y terminará convirtiéndose en abono.

Resulta muy difícil, por no decir casi imposible, calcular cuántos camelios puede haber en el Pazo de Oca. "Las plantas son incontables", asume Ignacio Valladares. Explica a continuación que solo en lo que a variedades se refiere, hay fácilmente más de 500, con miles de camelias adornando este paraíso natural. A modo de ejemplo, en el laberinto de camelias hay ya cientos de pies.

La floración de las camelias lleva semanas reportando un incremento de visitas al Pazo de Oca. De hecho, fueron muchos los que aprovecharon la tregua que concedió la lluvia durante algunos días de Carnaval para disfrutar de este esplendor.

Sasanquas, japónicas y reticulatas se van pasando en Oca el testigo en un ciclo que suele ir de octubre a abril. Las flores de invierno terminan anunciando el estallido de color de la primavera, para después prepararse para una nueva temporada, dejando que en los meses más cálidos sean otras variedades de plantas las que pongan múltiples tonalidades a un jardín también engalanado de piedra y agua.

Rododendros y azaleas se encargarán de poner color al Versalles Gallego cuando la primavera esté más avanzada, si bien los primeros ya comienzan e echar flor. Llegan después de bulbos de lirios o iris, junto con las hortensias y los rosales, sin olvidar otras muchas plantas de temporada. Oca se viste de color en este rincón de A Estrada en el que la camelia recuerda su exótica procedencia pero enarbola su bandera como la flor de Galicia.

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