Así las cosas, las comarcas contabilizan 670 contenedores, tras incorporar 18 más en el último año y, de paso, poder presumir de que todos los municipios salvo Dozón están por encima de la media de 17,7 kilos por habitante que marca la provincia. En el resto de Galicia, los ourensanos entregan un promedio de 16,8 kilos por vecino y año, los lucenses, 16,2 y los coruñeses, 17,7 kilos.

Decíamos que la falta de contenedores en el rural puede dificultar el reciclado de vidrio. Pero Ecovidrio promueve desde hace tiempo la venta de mini iglús idóneos para la cocina o la oficina. Tienen una capacidad de 20 litros (cuatro botellas de tamaño normal, cuatro de tercio de litro y tres botes). Su precio oscila entre los 20 y los 27 euros, que se dedican a fines solidarios como la investigación de enfermedades raras. Esta iniciativa fue premiada como una de las mejores 100 ideas empresariales por la revista Actualidad Económica. Los últimos datos de Ecovidrio indican que en todo el Estado hay 40.000 hogares con su propio contenedor de vidrio.

En los iglús de Ecovidrio deben depositarse tarros, frascos, botellas y botellines de cristal, cyo material será refundido para volver a utilizarlo cuantas veces sea necesario. En estos contenedores, sin embargo, no pueden entregarse materiales como ventanas, espejos, vasos bombillas, cerámica, vitrocerámicas o tapas y tapones. Tampoco pueden ir aquí envases con medicamentos.