Cuando decides tener una mascota es necesario sentarse a pensar sobre las ventajas e inconvenientes. "Tener un perrito te cambia la vida a todos los niveles", cuenta la silledense Flor Agion, que ahora reside en Lalín. "Yo nunca había tenido uno y desde pequeña les tenía cierto miedo y respeto. Me gustaba verlos, pero de lejos...", confiesa esta joven. Hace unos meses, al independizarse junto a su pareja, decidieron dar este paso. "Nos sentimos capaces, con ganas y con los recursos necesarios para tener una mascota", apunta.

De esta forma, llegó a sus vidas Sasha. "Y desde entonces, cambiaron bastantes cosas. Por ejemplo, ya nunca somos dos; es una perrita muy mimosa y que reclama mucha atención. Pero tenerla no afectó a nuestra rutina ni a dejar de viajar, incluso hace nuestros viajes más divertidos e inolvidables. Así que sin duda es la mejor decisión que pudimos tomar". Sasha ya es una más de la familia que entra en todos los planes y que no deja de dar muestras de cariño a sus dueños. "No hay nada como llegar a casa después de un mal día, abrir la puerta y que esté ahí, saltando de alegría esperando a llenarte de lametadas y que se te olvide todo", subraya Agion.

Pero como todo tiene sus incovenientes, pero todo lo compensa. "Y aunque no todo es de color de rosas, ya que hay que dedicarle mucho tiempo y paciencia para educarla e intentar que no haga demasiadas travesuras, todo esfuerzo es recompensado por la complicidad que llegas a coger con ella y su inmensa fidelidad hacia nosotros".