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El mundo en la mochila

El agoladés Iván Pereiro García, de 27 años, recorrerá en solitario el norte de África tras regresar de un viaje por cinco países de Asia

Iván Pereiro García en el volcán Ijen, en la isla de Java, en Indonesia.

Los sueños están para cumplirse y si no que se lo pregunten al agoladés Iván Pereiro García. Desde pequeño deseó recorrer el mundo y ahora con 27 años y con una mochila a la espalda, sin planificación y sin plazos, se lanza a la aventura. Estos días se encuentra en su casa de la parroquia de San Paio de Bais tras estar cinco meses por países del sureste asiático. Ahora ya piensa en su nuevo viaje con destino África.

Durante estos últimos cinco meses Pereiro estuvo en Tailandia, Vietnam, Indonesia, Malasia y Singapur. "Desde pequeño uno de mis sueños siempre fue viajar y por suerte, ahora me lo podía permitir, y decidí emprender esta aventura, sin un destino fijo, en teoría para Tailandia, pero sin saber concretamente, para donde ni que iba hacer allí", indica este agoladés. Como todos los inicios, no fue fácil y los primeros días en Tailandia se encontró con más de un obstáculo, entre ellos económicos. "Yo soy jugador de póker, pero tuve problemas porque desde allí no pude jugar durante un tiempo porque era ilegal". En este tiempo hizo de guía turística o trabajó en restaurantes a cambio de alojamiento y de comida durante unos 20 días.

Después alquiló un piso. "Pero cada cierto tiempo tenía que salir por temas de visado y me marché a Vietnam y allí descubrí la vida de mochilero y no la quise volver a dejar. Me olvidé del piso, de Tailandia y empecé a ir de sitio en sitio".

Para llegar a ser jugador de póker se necesita de mucho esfuerzo y de "estudiar mucho", afirma este agoladés. "Hay escuelas que se dedican a este aprendizaje y yo llevo muchísimos años estudiando, hay programas estadísticos que te enseñan cómo jugar, pero es necesario dedicarle muchas horas: un 20% es juego y 80%, estudio". Él ya lleva unos cuatro años como jugador profesional online. "Además, lo compagino con las inversiones en Bolsa, que también estudié algo de eso".

Volviendo a sus aventuras por otros países, este agoladés destaca la hospitalidad de su gente. "Te intentan ayudar en todo, te dan comida cuando apenas tienen para ellos y alojamiento y siempre intento marcharme de la zonas turísticas porque ahí es donde te intentan timar". Muchas veces echaba mano de la aplicación Couchsurfing a través de la cual la gente local da alojamiento. Allí le contaban que el sueldo medio es de unos 100 euros. "Es curioso que siempre comen con la mano y después, no le puedes dar la mano contraria con la que comes porque esa la utilizan para cuando van al baño y yo a veces usaba cualquiera de las manos para saludarlos y les parecía de muy mala educación", cuenta. Señala que había puestos de comida por todos los lados. "Por 1,5 o dos euros comes un menú del día, es decir, un plato de arroz con pollo o algo parecido".

Pero a pesar de la buena experiencia, su mochila también colecciona sustos, como cuando un mono le robó el móvil en Bali. "Un día subiendo el volcán Bromo, en Java, fui de espabilado e intenté ver el cráter de muy cerca y al poco más no salgo de él". Otro incidente tuvo lugar en el Parque Nacional de Baco, también en Indonesia, cuando viajaba con otras cinco personas en una barca. "Decidimos salir a pesar de la alerta naranja y justo en el medio empezaron a venir unas olas que nos sobrepasaban unos dos metros y nos tumbó la barca y no sé como salimos vivos", recuerda.

Sin embargo, a pesar de estos contratiempos está encantado con la experiencia. "Mi idea no era volver tan pronto, pero tuve que ir a Berlín y con el tema del coronavirus me obligó a venir, no por miedo al contagio, sino porque por ello, hay más controles y no es tan cómodo para el viajero". Su idea ahora es recorrer el norte de África. "Lo decidiré sobre la marcha".

"El mundo de mochilero depende mucho de la persona porque a mí me gusta la soledad y estar tranquilo, coger un libro y relajarme y por ello, si estas acostumbrado a estar con gente sí que lo puedes llevar mal, pero también encuentras a mucha gente que está como tú y creas vínculos muy buenos", resalta.

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