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Rodeiro, Agolada y Dozón protagonizarán el abandono de tierras durante esta década

Será más intensivo en sus fronteras con Ourense y Lugo -En toda la provincia quedará sin cultivar el 26% del suelo actual -La edad y las rentas son las principales causas

Vacas de una explotación de leche en Rodeiro, pastando en una finca.

Un estudio del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea sitúa a Galicia, la cuenca del Ebro y el sureste andaluz en las regiones que van a sufrir "importantes procesos de abandono" de las tierras de cultivo en los próximos años. El informe, Una evaluación y modelación espacial del abandono de tierras agrícolas en España (2015-2030), señala causas que para nada son ajenas a la realidad dezana: la despoblación, las presiones del mercado con sus continuas crisis de precios en origen y subidas en los lineales (por no hablar de la competencia de productos importados), la urbanización progresiva y, también, las políticas de la UE, que en sus primeros años reasignó cultivos de las zona del norte del país (viñedos o frutales), a regiones semiáridas, con la sobreexplotación que esto supone de los recursos hídricos.

Ahora mismo, Pontevedra tiene menos del 20% de su superficie total destinada a tierras agrícolas, igual que Ourense, Vizcaya o Guipúzcoa. En Lugo y A Coruña ese porcentaje es del 30%. Pues bien, el informe calcula que en 2030 en la provincia habrá quedado yermo el 25,9% de los terrenos que ahora sí se cultivan o están a pasto. Por enclaves, existe un alto riesgo de abandono en las zonas limítrofes de Rodeiro y Agolada con Lugo, así como en las fronteras de Dozón con Ourense, además de en el sur lalinense. ¿Cómo se explica que zonas ganaderas que precisan base territorial, dentro de 10 años tengan, precisamente, menos tierra disponible? Una de las causas es la edad de los agricultores, porque tanto en Pontevedra como en Ourense, más del 40% rebasan los 65 años. Otras estriban en que se trata de granjas familiares o en una renta que no llega a los 100 euros por hectárea, mientras que en provincias como Huelva o Valencia llega a los 400. La fragmentación de la propiedad, con parcelarias estancadas desde hace décadas o la reticencia al arrendamiento de parcelas, la intensificación agrícola y el riesgo cada vez mayor de incendios contribuirán, también, a ese abandono al que se ven abocados el norte de Teruel, parte de Zaragoza, Huesca o Navarra. No consuela pensar que, de regreso a Galicia, el abandono de tierras de cultivo va a ser mayor en las otras tres provincias: en A Coruña afectará al 32% de sus terrenos agrícolas, una cifra que se dispara al 41,9% en Ourense y al 44,2 en Lugo. El informe no concretiza por municipios, pero sí lo hace por provincias: estima que en Pontevedra quedarán abandonadas entre 15.001 y 30.000 hectáreas, al igual que en Badajoz o en buena parte de la comunidad manchega. En Lugo, sí se rebasarán esas 30.000 hectáreas sin trabajar. Y, ya metidos en cifras, en todo el estado dentro de 10 años quedarán abandonadas 1,1 millón de hectáreas.

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