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Letras desde el otro lado del Atlántico

Celia Otero Ledo, natural de Dozón y residente en Argentina desde los años 50, presenta esta tarde en Lalín su libro de relatos sobre vivencias propias y de otros emigrantes

Celia Otero, con el libro en la mano, ayer en Diz junto a su hija, su hermana y su nieta. // Bernabé/Javier Lalín

Buenos Aires es considerada la capital de la quinta provincia gallega en el mundo, ya que fueron muchos los gallegos que hicieron las maletas en busca de una vida mejor. Celia Otero Ledo es una de estas personas que formó parte de la emigración a este país. Natural de Dozón se marchó con su madre cuando tenía tan solo tres años. Estos días se encuentra en la comarca dezana y hoy presentará su libro Corazón Gallego en Lalín.

Estará en por la zona hasta finales de mes y disfruta de un viaje en familia. La acompañan su esposo, su hija, su yerno y sus nietos. "Siento mucha emoción cuando vengo a Dozón y mi yerno es la primera vez que viene a Galicia y está encantado, así como mis nietos, que por ejemplo, el de 11 años le fascina subirse en el tractor o ver de donde salen realmente los huevos de las gallinas ", cuenta Otero. Su esposo emigró con cinco años y es madrileño. "Algún defecto tenía que tener", dice riendo y constata que sobre todo, allá hay gallegos y asturianos emigrados. "Allí hay una Galicia que continúa y la Torre de Hércules sirve para unirnos con el Obelisco". Su hija Cecilia Ferrero fue elegida hace dos años diputada de Buenos Aires. "Ella es un ejemplo de esfuerzo, mérito... como la bandera de los gallegos".

Celia tras emigrar, regresó a Galicia cuando tenía 24 años, después al cabo de unos diez y lo haría más asiduamente, en los últimos 20 años. "En Buenos Aires hay más gallegos que en Galicia, muchos hijos y nietos de los que emigraron", cuenta.

Ella es hija de madre soltera. "Las familias de mis padres, ambos del municipio de Dozón, no llegaron a una acuerdo y mi madre y yo nos marchamos, con todo lo que eso suponía en la época y el ser hija de madre soltera, pero después, quise saber quien era mi padre". Y lo consiguió. "No solo recibí un abrazo suyo sino que me pude integrar en su nueva familia, que al igual que mi madre, había formado la suya, y tengo una hermana por parte de padre y no juzgué a nadie porque decidí comprender la situación, porque era otra época y otras circunstancias", señala. De hecho, estos días se encuentra en el lugar de Diz en donde vive su hermana, cuñado y sobrinas, ya que su padre, al igual que su madre, ya han fallecido. Por supuesto, también aprovecha su estancia para visitar a su familia materna.

Estudió la carrera de Historia y se dedicó a la docencia y a la investigación. "Mi psicoanalista ya me dice que no es casual que haya estudiado Historia", confiesa. Y desde pequeña siempre le gustó la lectura y escribir, sobre todo ensayos. Y Corazón gallego es su primera obra formada por relatos inspirados en historias de emigrantes como la suya. Su motivación para escribirlo comenzó tras unirse al grupo de Facebook Gallegos y descendientes. "Un día decidí en este escribir un post sobre las dos Galicias que hay: la marinera que mira al mar y la interior, la mía, en las que hay diferentes caracteres, personalidades..."

Esta publicación consiguió un montón de comentarios que le hicieron a ella y a mucha gente reflexionar y brotar de su memoria recuerdos, anécdotas... y muchos fueron los que le pidieron que escribiese un libro. "Es muy emocionante que me digan que por ejemplo, a raíz de mi libro hayan visitado la aldea de su abuelo emigrado". Y además, ella pudo contar todo lo que estaba pasando en Galicia. "Al venir aquí podía contrastar como se estaba viviendo, los cambios en la tecnología, la prosperidad... como digo yo la Galicia del Audi o del congelador y todo en muy pocos años, pero también todo aquello que se conserva, por lo tanto, son relatos que narran gran parte de las vivencias aunque con los protagonistas modificados". Y de ahí nació este libro que se presenta hoy, a las 19:00 horas, en la biblioteca municipal de Lalín. "Con mi obra empatizaron sobre todo, los hijos y nietos de los emigrantes, pero también los que se quedaron aquí, las familias amputadas", indica.

Sin embargo, la vida de Celia no fue un camino de rosas, sino que se encontró con varias espinas. Sufrió un cáncer de útero y una de sus dos hijas falleció en un accidente de tráfico. "Con todo comprendí que la vida se puede cortar en cualquier momento y que hay etapas que te marcan mucho", manifiesta.

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