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Seoane y Mallo, de la mano en la patria chica de Laxeiro

La excepcional muestra conjunta de ambos artistas en el Museo de Lalín supone un evento inédito en el mundo del arte

Mujer con jarras (1960) | En este tipo de pinturas es donde más se puede reconocer a Luis Seoane en todo su esplendor. En ellas se evidencia la búsqueda del autor con la representación iconográfica de la mujer gallega. La fuerza expresiva de la representación enfatiza el compromiso del creador.

La exposición "Creacións máxicas de medidas exactas. Maruja Mallo/Luis Seoane en Buenos Aires (1936-1965)" que hasta el 13 de marzo se puede ver en las salas del Museo Municipal de Lalín es un acontecimiento inédito para el mundo del arte. Por primera vez, 43 piezas inéditas de ambos procedentes de colecciones particulares se muestran al público, y lo hacen en la tierra de Laxeiro, al que los dos conocían. "Hablamos de dos de los artistas gallegos exiliados más importantes y que tienen una resonancia internacional", recuerda Antón Castro, comisario de la exposición. Castro reconoce que se trata de "un pretexto personal para hablar de la pintura que se hizo en el exilio".

El encargado de comisariar la muestra de Lalín define a Seoane y a Mallo como "dos personajes extraños porque lo dos estaban muy comprometidos. Seoane era un galleguista muy coherente, mientras que Maruja Mallo a medida que fue introduciéndose en la élite de la sociedad argentina estuvo ligada a la burguesía porteña y fue cambiando ese compromiso vital porque luego aspiró a una vida de lujo. De hecho, ella sólo iba a hoteles de 5 estrellas y veraneaba con los ricos porteños en Punta del Este, Punta Ballena, Valparaíso o Viña del Mar. Para llevar ese ritmo de vida había que pintar mucho pero eso no desdice de lo gran artista que es". En este sentido, Castro insiste en que "me interesa dejar claro en esta exposición que Luis Seoane era un individuo siempre coherente a nivel artístico y, también, a nivel político, y que Maruja Mallo, una extraordinaria artista, pero con una inconsecuencia en su compromiso vital terrible".

Nexos comunes

Los dos artistas tienen varios denominadores comunes en su prolífica y extensa obra que también se puede apreciar en la exposición dezana. "El arte popular es un punto de partida de ambos en lo que los dos participan con una figuración, un realismo que bebe también en la lógica constructivista y matemática de un pintor que unió a ambos, aunque lo conocieron en momentos diferentes, a nivel estético, Joaquín Torres García", explica Antón Castro. El comisario recuerda que "el artista nunca está en la historia, en el relato, el artista está siempre en el cómo, en el estilo, y los dos crearon un estilo muy reconocible".

La iconografía es otro de los puntos en común entre Seoane y Mallo y que tiene a la mujer como centro. "Seoane se identifica con la mujer trabajadora, de campo o del mar, y reivindica esa condición de galleguidad simbolizando todos los compromisos de Galicia en la mujer. En un momento dado reivindica a la mujer como una especie de nai galega. Sin embargo, en Mallo encontramos a la mujer liberada, moderna, la que va a la playa y hace deporte cuando nadie lo hacía en los años 20. Ella reivindica la condición de igualdad frente al poder masculino, sin olvidar su belleza", concluye el historiador y crítico natural de Muxía.

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