Antonio Pequeño se metió en este mundo por su pasión por los caballos pero, al igual que ocurre con muchos de los que se dedican a la cría, las cuentas económicas no suelen dar a final de mes. "Aquí todos comen", afirman el ganadero estradense. Al margen del alto de coste de comprar un animal de pura raza española - un potro para concurso estaría sobre los 3.000 o 4.000 euros- se suman además su mantenimiento diario y el alto precio de tener que salir a competir durante varias jornadas. Pequeño realiza una comparativa con el mundo de los rallyes, en ambos casos aficiones que tienen un alto coste económico para los que se dedican a ello. "Esto es como los rallyes, necesitas tener la cartera llena para poder dedicarte bien", explica. "El problema en muchos casos es que cuando te pones a sumar a final de mes ves que las cuentas no salen", argumenta el ganadero afincado en Couso.