Lalín es el único municipio de Deza y Tabeirós-Terra de Montes que logra hacer frente a la crisis demográfica que sacude todo el interior de Galicia. Las campañas de empadronamiento desarrolladas durante los últimos años parecen haber surtido efecto y cumplido su propósito más inmediato: mantenerse por encima de los 20.000 habitantes y, por tanto, conservar la primera categoría municipal y, por ende, los ingresos procedentes del Estado. Una barrera a la que, en cambio, se aproxima cada vez más la otra cabecera de comarca, A Estrada, cuyo colchón se ha desinflado por debajo del medio millar.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) divulgó ayer las cifras oficiales de población a 1 de enero de 2019, que dejan en 69.580 habitantes el padrón total de Deza y Tabeirós-Montes, incluído el fusionado concello de Cerdedo-Cotobade. Son 410 empadronados menos que un año antes, lo que supone un descenso del 0,58%. La pérdida es menor que la registrada en 2018, que había arrancado con 650 vecinos menos, y prácticamente idéntica a las 414 bajas computadas en 2017.

En todo caso, las cifras reflejan una tendencia inexorable desde hace años. Basta con tomar los datos de hace una década para comprobarlo: En 2009 había 77.878 habitantes en ambas comarcas -incluído el entonces Concello de Cotobade-, es decir, que todo el territorio cedió 8.298 empadronados en solo diez años, lo que equivale al 10,6% o, dicho de otro modo, una caída media superior al 1% anual.

Campañas en Lalín y Silleda

El municipio que mejor ha sabido resistir los embates de la sangría demográfica es Lalín. Aún así, en la última década ha perdido algo más de un millar de habitantes; en concreto, 1.036, que se traducen en un retroceso relativo del 4,8%. Y eso que, como queda dicho, el concello más grande de Deza ha tenido incluso años de crecimiento demográfico, como los últimos cuatro. El último ha sido también el más cuantioso, pues a 1 de enero pasado tenía 115 vecinos más que doce meses atrás, mientras que en los tres ejercicios anteriores se había movido en cifras más discretas: 28 en 2018, 31 en 2017 y 39 en 2016. Estos incrementos coinciden con la etapa del anterior gobierno y sus campañas para fomentar el censo. Un testigo que ha tomado el actual ejecutivo, al anunciar días atrás la puesta en marcha de la campaña informativa Empadróate en Lalín. Xuntos medramos máis fortes. En esta línea, Lalín mantendrá abierto el servicio municipal del padrón el lunes 30 de diciembre, también en horario de tarde (17:00-20:00), y el martes 31 de 9:00 a 13:00.

Silleda también tiene su propia iniciativa para fomentar el empadronamiento, que pretende aprovechar el gancho de las fiestas más populares del municipio. Sin embargo, no se ha traducido en un repunte demográfico, con la excepción del año pasado, con una ganancia de 29 personas. En enero su total mermaba en 11 (0,1%), hasta los 8.687 inscritos. En todo caso, es el segundo municipio que mejor ha capeado el temporal en la última década, pues los 561 empadronados que ha cedido equivalen al 6% de lo que tenía.

Vila de Cruces, en cambio, se ha quedado sin el 19% de su población en diez años, pues ahora tiene 1.229 habitantes menos que en 2009. En el último año ha cedido 27, esto es, un 0,5%, lo que atenúa notablemente las pérdidas de los anteriores, cifradas en 116 y 46.

La palma se la llevan los municipios más pequeños y menos poblados. Rodeiro inició este año con 72 habitantes menos (2,8%), mientras que Dozón cedió 28 (2,5%) y Agolada, 26 (1%). La caída demográfica de la década en estos tres territorios es brutal: Dozón cedió 745 vecinos, es decir, algo más del 40% de los que tenía en 2009, mientras que Agolada vio reducido su padrón en 750 individuos (24,2%) y Rodeiro, en 706 (22,4%).

Por lo que se refiere a Tabeirós-Montes, ni su cabecera se salva de la caída. A Estrada cede 182 habitantes este año (0,8%), muy por encima de los 39 que había perdido en 2018 y en línea con los 191 de 2017. Además, este municipio acumula un descenso del 6,4% en diez años, tras recortar su padrón en 1.401. Con 63 habitantes menos (1,8%), Forcarei atenúa su descenso con respecto a los 72 y 98 de los cursos precedentes. Desde 2009 cedió 831 censados (19,6%). Ni la fusión salva dela regresión a Cerdedo-Cotobade, con 116 empadronados menos en enero pasado (2%), que se suman a los 292 de 2018 y los 36 de 2017. Sumando la población que tenían ambos concellos por separado en 2009, que era de 6.738 habitantes, ahora cuentan con 1.039 vecinos menos, lo que se traduce en un descenso del 15,4%.