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Gonzalo González Rodríguez: "Lo que está pasando ahora en España ya lo vimos en los años 80 en Venezuela"

"Cuando fundamos la asociación benéfica había cinco mil censados en Caracas procedentes de la comarca de Deza"

Gonzalo González regresó a su casa de Catasós en la década de los 90. // Bernabé/Javier Lalín

Está estos días recopilando información para un libro en el que pretende plasmar sus vivencias a uno y otro lado del charco. Gonzalo González Rodríguez es un lalinense retornado de Venezuela, donde entre otras cosas ayudó a fundar la Asociación Amigos de Lalín en Caracas. Aficionado a la actividad cinegética, también ha formado parte a su regreso de la Sociedade de Caza de Lalín. Ahora quiere que sus experiencias se vean reflejadas en una obra homónima

-¿Tiene título para su obra?

-Aún no lo tengo decidido pero posiblemente se llame "Objetivo cumplido: un árbol, una familia y un libro". No es exactamente mi biografía porque también contaré la historia de los Dezas de Moneixas, donde estaba mi padre y mis tíos, de la Orquesta Caracas y demás porque tengo cuatro artistas profesionales en la familia, y entre ellas se encuentra una bailarina de danza contemporánea que vino de Venezuela.

-¿Cómo surgió la idea de fundar el colectivo Hijos de Lalín?

-Empezamos un grupo de amigos pensando en gente que estaba bastante necesitada en aquellos años en Caracas. La idea era crear una asociación benéfica para poder ayudarnos unos a otros. Eso fue en 1983 porque en Venezuela siempre hubo problemas, como sabes. Yo llegué en 1969 y ya los había porque unos tenían mucho y otros vivían en la miseria. Hicimos los estatutos y empezamos a trabajar con un local cedido dentro de la Hermandad Gallega de Caracas.

-¿En qué se notó la labor benéfica de ese colectivo dezano?

-Lo primero que le ofrecíamos a la gente era comunicación entre todos nosotros porque no había. Date cuenta de que en ese momento había cinco mil censados procedente de la comarca de Deza. Llegamos a tener casi dos mil socios. Yo estuve desde que se fundó hasta 1990, que fue cuando me vine. Fui tesorero y presidente en los últimos dos años que viví en Caracas. Fue una experiencia muy bonita.

-¿Todavía se mantiene activo?

-La asociación sigue activa en Venezuela. Es más, estos días andan por aquí el presidente, el secretario general y el tesorero. Estuvimos hablando de lo mal que lo estaban pasando. Yo sigo siendo socio pero de volver nada de nada. Porque algo que tu fundaste te duele mucho ver lo mal que lo está pasando. Ya sabes que está mucha gente viniéndose y eso hace peligrar el futuro del colectivo. Creo que antes de que vuelvan tendremos una reunión para ver qué hacemos con una cuenta que tenemos en dólares de la que no se puede contar nada porque allí está prohibido. Incluso se barajó comprar aquí una sede, pero yo pienso que eso no tendría ningún sentido. Por muchos retornados que haya, la asociación debe mantener su espíritu fundacional de ayudar a las personas que lo necesiten allá. Te puedo decir que habíamos comprado más de veinte parcelas en el cementerio y tenemos una especie de camposanto dezano en Caracas.

-¿De qué se siente más orgulloso como fundador de la Asociación Benéfica Hijos de Lalín?

-Sería difícil decirte una sola cosa porque trabajamos mucho. Sí te puedo decir que organizamos las romerías más grandes de toda Venezuela. Yo contraté a las orquestas Caracas Boys y Los Melódicos en la que fue la primera vez en su vida que actuaron juntos porque no se podían ver entre ellos. Eran unas orquestas de ámbito internacional y en aquel momento las dos mejores de toda Venezuela. Tenía la suerte de ser amigo de los líderes de ambos conjuntos y por eso lo pude conseguir para nuestra fiesta. Tuve que convencerlos a los dos para que finalmente tocaran para nosotros. Fíjate si éramos famosos en Venezuela que nuestras romerías y fiestas se anunciaban tanto en la televisión como en las radios venezolanas.

-¿Cómo era la relación de la asociación con el resto de gallegos afincados en Caracas?

-Jamás hubo recelos con nosotros por parte del resto de la colectividad gallega de Caracas. Además, siempre tuvimos mucho cuidado en no meternos en política. La verdad es que todos los gallegos nos llevábamos muy bien, aunque cada colectivo tuviera su oficina propia por razones obvias.

-¿Es complicado salir en estos momentos de Venezuela?

-Ahora es muy difícil porque necesitas mucho dinero y todo lo que tienes allá no vale nada. La empresa metalúrgica que yo tenía en Caracas valía unos 300 millones de pesetas de las antes y llevaba el mantenimiento de Miraflores y La Casona. Te puedo decir que lo que está pasando ahora en España ya lo vimos en los 80 en Venezuela. Venezuela estaba en el 82 como está ahora esto. Nadie pensaba que todo acabaría de esta forma.

-¿Tiene ya quién le edite el libro que está preparando ahora?

-Hay una editorial en Madrid con la que estoy hablando que posiblemente sea la que me lo publique pero todavía no hay nada en firme. Mi idea es que el libro pueda estar a la venta en enero y lo más tardar en febrero. Llevo mucho escrito y en estos momentos sigo recopilando sobre todo fotografías de años pasados para completar el relato de los hechos.

-¿Y no le gustaría poder editarlo finalmente en su tierra?

-Por supuesto. Tampoco descarto pedir presupuestos en Galicia en incluso en Lalín. También tengo que decir que hay alguna editorial interesada en hacerlo después de que les enseñase el manuscrito de la obra que llevo hecho hasta ahora. Me encantaría poder darle al pueblo a ganar y no tener que irme fuera para poder publicarlo.

-¿Tenía ganas de contar su vida o esto surgió sin premeditación?

-Siempre me gustó escribir y ahora que tengo tiempo quiero dejar constancia de todo lo que he vivido, que ha sido mucho, y rendir un homenaje a los miembros de mi familia de alguna manera. Ojalá pueda conseguir publicarlo a primeros de año porque me gustaría que la gente pueda leer algunas historias que seguro les traerán muchos recuerdos.

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