Es una hermosa mañana invernal. El sol brilla en un cielo completamente despejado y en la finca de As Besadas, en la parroquia estradense de Callobre, la tregua que han querido ofrecer los sucesivos días de lluvia se aguardaba como agua de mayo. Los trabajos para recoger el fruto en este olivar estradense estaban programados para el pasado mes de noviembre pero fue preciso ir demorándolos hasta el último mes del año. En la finca de A Chousa, en Moreira, las labores se adelantaron y toda la aceituna está ya procesada. En uno y otro caso el fruto del olivo se convertirá en el apreciado 'oro líquido', 100% estradense.
Al abrigo del proyecto Cernes surgieron en A Estrada cerca de una veintena de plantaciones de olivo. Buena parte de estos productores -en torno a una docena- se encuentran hoy día integrados en la Asociación de Productores de Aceite e Aceituna de Galicia (Apaag), estimándose que el municipio produce ya alrededor de 5.000 kilogramos de aceituna al año. Además, un estudio centrado en las variedades gallegas asegura que A Estrada es una de las zonas de la comunidad en las que pudieron encontrarse olivos autóctonos gallegos. Algunos de ellos lucen la finca de As Besadas. Su aceituna también fue recogida en la jornada de ayer.
Un equipo de trabajadores se fue encargando de peinar las ramas para retirar todas las aceitunas. Elvira Blanco Rivadulla explica que, como muchos de estos olivos son todavía jóvenes -de unos cinco o seis años-, la recolección se realiza en gran medida a mano. Sin embargo, en el caso de aquellos árboles más cargados de fruto se hizo caer la aceituna con ayuda de una máquina. Todo este fruto se transporta a una almazara de Quiroga para convertirlo en el aceite que se comercializa desde hace tres años con el nombre de As Besadas.
Blanco Rivadulla explica que procesar toda esta aceituna para extraer el aceite es un trabajo rápido, si bien después se dejará reposar un tiempo. Aguarda que en Navidad se pueda saborear ya el aceite de esta campaña, alrededor de 400 litros.
Esta productora puso el acento en la importancia de que se dé a conocer la existencia en A Estrada de olivos autóctonos. "En casi todas las casas hay", dijo, subrayando la importante presencia de estos árboles en casas de zonas como Callobre o Rubín. Consideró que resultaría oportuno realizar un pequeño inventario de los olivos autóctonos que existen en las distintas parroquias estradenses "y valorar lo que tenemos", incidió.
Ouro da Chousa, con registro
Por su parte, el productor Carlos Mosquera tiene ya recogida y procesada la aceituna de sus olivos de Moreira (más de 3.000 kilos), con una plantación de una hectárea y media. Su intención es que el próximo 20 de diciembre pueda estar a la venta. Este será el primer año que se lance al mercado con su propio registro sanitario, ya que en su primer año se comercializó con el registro de la almazara en la que se procesó el fruto. Insistió este estradense en que se trata de un aceite extravirgen "en su totalidad, sin mezclas". En este sentido, puso el acento en que la normativa actual exige, a la hora de etiquetar un aceite como virgen extra, que lo sea el 20% del producto embotellado. "Nosotros hacemos el 100, prensado en frío", matizó. "Es importante que el cliente lo sepa, que se le vende un aceite virgen extra en su totalidad, al 100%, extraído en frío, sin mezclas", remarcó.
Carlos Mosquera explicó que su intención es subir la apuesta por el sector olivarero. Tiene proyectado plantar 1,5 hectáreas más de este árboles, si bien aguarda conocer antes los resultados del estudio que está realizando la Fundación Juana de Vega sobre las variedades autóctonas gallegas, valorando cuáles podrían tener una mejor producción en la zona y un mayor calidad. Insistió en la importancia de tener garantizada una buena planta, recordando que en la primera plantación que realizó de alrededor de 700 árboles plantados logró sacar adelante unos 40.
Entre los productores actuales de aceituna de A Estrada existen cinco que ya la están procesando para convertirla en aceite de oliva virgen extra, tres de ellos para autoconsumo y otros dos para destinarlo a la comercialización. El desafío que tiene ahora el sector estradense -y en el que ya se están dando pasos- es la creación de una almazara en el municipio para poder procesar la oliva, reduciendo así costes y animando a olivareros de la zona a apostar por el aceite, abriéndose también la puerta a una posible unión o, incluso, a una marca común.
