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Un BIC al que solo escriben los vándalos

El puente de Pontevea cumple dos años como Bien de Interés Cultural sin el prometido plan de valorización integral de su entorno pero víctima de recientes pintadas

Pintadas en las paredes del paso inferior del puente, en el lado de Couso. // Bernabé/Juan Carlos Asorey

Ya no puede decirse que el puente medieval de Pontevea no tiene quién le escriba. Ojalá todavía pudiese. Este monumento ha vivido sus dos primeros años como Bien de Interés Cultural (BIC) esperando por el prometido plan de valorización integral. Lamentablemente, durante esta espera el emblemático paso que une los municipios de A Estrada y Teo sobre las caudalosas aguas del Ulla se ha convertido en fuente de inspiración para los peores artistas.

Los vándalos se han cebado estos días, spray en mano, con las paredes del paso inferior de este puente en la parte de la parroquia estradense de Couso. Las pintadas, difíciles de descifrar y de las que se desprenden alusiones a Cataluña, aparecieron en esta parte del puente el pasado fin de semana.

Aunque no existe entre los historiadores un acuerdo a la hora de identificar en este punto el paso de la Vía Romana XIX, existe certeza de la confluencia de caminos asociados a las rutas comerciales y de peregrinación. Se trata de un puente medieval construido en el siglo XVI, con reconstrucciones importantes en el XVIII. Esta fue, al menos, la información aportada por la Xunta en el momento en que se aprobó la declaración de este puente como BIC, compartido entre A Estrada y Teo. En ese mismo momento, el 8 de noviembre de 2017 y sobre el propio monumento, se abogó por la puesta en marcha de un plan de valorización integral, no solo del puente sino también del marco en el que este asienta.

Desde la Xunta se propuso en ese instante la implicación de las diputaciones de Pontevedra y A Coruña, así como de los concellos de A Estrada y Teo para impulsar una actuación de puesta en valor de este bien, vertebrador de espacios para el ocio, turismo, uso y disfrute por parte de la ciudadanía. Sin embargo, nada ha trascendido en dos años de este proyecto. Desde el Concello de A Estrada se reconoció ayer que todavía no hubo avances en la materia, pese a que ya han pasado dos años desde que se aprobó la declaración de BIC. No obstante, A Estrada sí había asumido sobre el Ulla el compromiso de diseñar un anteproyecto en el que confluyesen ideas para comenzar a trabajar en esta acción integral de mejora del puente y su entorno.

En todo este tiempo, solo el trabajo realizado por la asociación Entre as Pontes ha permitido poner en valor el entorno de este puente. El monumento sirve de perfecto telón de fondo de la A Praíña, una zona de baño fluvial muy concurrida hace años y ahora recuperada como foco de dinamización turística de este entorno natural.

A la declaración de este puente como BIC se llegó después de la movilización protagonizada al efecto por el BNG. En su día, la actual portavoz nacionalista en A Estrada, Susana Camba, aportó múltiples notas históricas sobre este monumento, como el hecho de que fue testigo de numerosos enfrentamientos bélicos contra las tropas napoleónicas. Al parecer, entre marzo y abril de 1809 fue uno de los puntos donde se atacó a los soldados franceses que se dirigían a Compostela, con varias batallas por el control del puente, que salió con sus estructura seriamente dañada. En este sentido, se aseguró que, con la intención de impedir el avance de los franceses, los vecinos tiraron uno de los arcos en varias ocasiones y se dice que fueron los galos quienes se afanarían por reconstruirlos con estructuras de madera. Concluida la guerra, "y a petición popular", se ejecutaría una primera restauración en el año 1822, hasta hacerla completa en 1845.

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