El Centro de Xestión do Coñecemento Arqueolóxico (CXCA) del Pazo de Liñares comenzó su actividad a principios de 2016. Gestionado por la Diputación provincial, dentro del proyecto Depodeza, tiene dos partes: una centrada en la investigación y otra expositiva en la que todos los visitantes que pasen por esta casona pueden contemplar vestigios de distintos yacimientos y otras piezas de valor histórico. La primera dispone de uno de los laboratorios mejor dotados de Galicia en el que varios arqueólogos realizaban trabajos de catalogación de hallazgos de distintos yacimientos, pero su labor remató hace meses y ahora el recinto científico está cerrado.
Fuentes de la administración provincial indican que el hecho de que en la actualidad no haya actividad investigadora no quiere decir que el laboratorio deje de funcionar, una vez que se abriría a cualquier científico, empresa o administración que lo precisase para un proyecto concreto. Cabe recordar que la Diputación aprobó unas tasas que establecen los precios públicos para los distintos servicios ofertados. En todo caso, al estar cerrado no es visitable y solo puede accederse al área expositiva situada en la parte baja del pazo propiedad del Concello de Lalín. El pasado mes de agosto hubo una visita impulsada por el GDR comarcal y para noviembre está prevista otra de investigadores del CSIC. Las ordenanzas con las tasas aplicables, en el caso del laboratorio, pueden consultarse en la página web específica habilitada por la Diputación para el centro castreño de Liñares.
En enero de 2016 llegaban al espacio científico cinco profesionales y su trabajo consistía en dar salida inventarial a un montón de piezas, alrededor de 120.000, según las estimaciones realizadas entonces por la administración provincial. También estaba previsto que este CXCA albergase, entonces, restos de media docena de castros en los que se ha intervenido en el marco del plan provincial para la recuperación de 23 asentamientos. Hace ahora tres años, la presidenta de la institución, Carmela Silva, anunciaba en una visita a Liñares su intención de convertir este laboratorio en un referente de la cultura castreña y abogaba por ir de la mano con el ayuntamiento para impulsar el pazo y su entorno como un importante recurso turístico.
Silva y el alcalde lalinense, José Crespo, mantuvieron el mes pasado una reunión de trabajo, tras la que trascendió la voluntad de ambas partes para potenciar los recursos de Liñares, aunque, al menos públicamente, no trascendió la situación del laboratorio. Sí se conformó el visto bueno de la presidenta a la petición del mandatario de cesión al Concello del complejo didáctico Castrodeza, que está situado en unos de los bajos de la plaza interior de la casa consistorial. En este caso hay que subrayar que estas instalaciones están gestionadas por una empresa, que ganó el concurso activado por la Diputación y por eso conviene esperar a que finalice el contrato entre las partes. Castrodeza, un proyecto que incluye un museo virtual con cinco salas divulgativas sobre la cultura castreña, fue inaugurado hace ahora casi tres años y quizá sus modernos y costosos recursos tecnológicos pudieron haber tenido una rentabilidad social superior.
