El Colegio Sagrado Corazón Deza de Lalín presentó la semana pasada el preconcurso de acreedores ante el Juzgado de lo Mercantil Número 2 de Pontevedra. La petición, que fue confirmada ayer a esta Redacción desde la sede del tribunal capitalino, se activó, según el administrador único del centro lalinense, Joaquín Pereira Somoza, "como medida de protección para evitar situaciones indefensas como la sucedida el pasado curso, donde un acreedor pudo actuar de manera individual contra una empresa y tener bloqueadas sus cuentas sólo para fastidiar, impidiendo así cualquier tipo de negociación". En este sentido, Pereira considera que "el preconcurso permite que la empresa tenga más margen".

Sin embargo, desde la CIG-Ensino se alertaba ayer del "futuro incierto para los puestos de trabajo" que supone esta nueva situación del centro de enseñanza. El sindicato también informó que en la mañana de ayer "nos pusimos en contacto con la jefatura territorial de Educación para intentar una reunión con la propia consellería". Además, recuerdan que la deuda actual de los gestores del centro con los empleados afectados por los impagos de salarios podría rondar los 100.000 euros, "perfectamente asumible para este tipo de empresas, aunque veremos cómo afecta el preconcurso a todo esto", señaló Marta Ferreiro.

Ley Concursal

La Ley Concursal establece unos procedimientos para estos casos, en los que el objetivo es conservar el patrimonio y evitar el cierre del negocio acuciado por las deudas. El preconcurso se utiliza para evitar la declaración del concurso y sus consecuencias, y debe comunicarse en los dos meses siguientes al momento en que el deudor tenga conocimiento de la insolvencia. El colegio lalinense tiene a partir de entonces un plazo de tres meses para negociar con sus acreedores e intentar resolver los problemas de liquidez. Si en ese plazo no se llega a un acuerdo, la empresa cuenta con un mes adicional para declarar ante el Juzgado de lo Mercantil el concurso de acreedores. Además, con el preconcurso, la Ley Concursal permite conservar los órganos de administración. De esta forma, el Sagrado Corazón Deza puede mantener a sus directivos o nombrar a unos nuevos para enderezar el rumbo de la compañía, sin estar sometida a un control externo. Naturalmente, la competencia de estos gestores y la confianza que generen en los acreedores será clave para el éxito del preconcurso.

Cabe recordar que las deudas del fundador, propietario y director, Fidel Fernández Presas, provocaron que el Colegio Sagrado Corazón fuese subastado en dos ocasiones. La puja, de tres millones de euros, quedó desierta y se abrió un plazo para presentar proyectos por una cantidad inferior. En agosto del año pasado Joaquín Pereira Somoza adquiría el 77 por ciento del accionariado del centro escolar lalinense. Entonces, y en declaraciones a FARO DE VIGO, el administrador único dijo que "hablando en términos de inversión, y no de gasto, fue una compra muy razonable".