Una fortísima tormenta de granizo sorprendía a los lalinenses a media tarde del pasado 4 de julio, dejando un reguero de inmuebles y vehículos dañados por unas piedras de hielo de un tamaño que no se recordaba. Fue el comienzo de unas jornadas de frenética actividad para las compañías de seguros, sobre todo para gestionar las reparaciones en los vehículos a los que la tormenta los sorprendió en la calle.
Inmuebles públicos como la vieja aula de la UNED, el auditorio, la Praza de Abastos o el Lalín Arena fueron algunos en los que las piedras de hielo provocaron daños de consideración. Transcurridos 104 días hay infraestructuras municipales que todavía no fueron reparadas y en algunos casos se ha tenido que recurrir a medidas provisionales como la colocación de una lona de plástico para evitar que las goteras empapen a los clientes que se acercan hasta el mercado de abastos para hacer sus compras.
La situación del Lalín Arena puede considerarse más seria. Un edificio en el que llovía dentro a los pocos días de ser inaugurado, hace ahora nueve años. En varias ocasiones, en principio por una dudosa ejecución de la obra, fue preciso actuar en esta infraestructura y no solo para atajar las filtraciones de agua. Ahora a la pista han vuelto los cubos de plástico para evitar que el agua empape la pista de juego, diseñada en parqué de última generación. Pero los recipientes de agua no solo están en la cancha de juego. Los usuarios que asisten al gimnasio, en concreto a las salas donde se imparten las clases, tienen que sortear los diversos cubos que recogen las gotas de agua. Las dos aulas que hay en la parte baja del recinto, durante estos días, tenían objetos colocados para recoger el agua que caía del tejado. Es un problema con el que llevan conviviendo los usuarios del gimnasio cada invierno desde hace tiempo.
