El alcalde de Lalín, José Crespo, lleva años tratando de que los restos arqueológicos localizados en el Castriño de Bendoiro regresen a la localidad con la intención de exponer este importante legado en el Pazo de Liñares, pero por el momento las 30.000 piezas siguen sin aparecer y ahora anuncia una nueva ofensiva para que el Concello se haga con este legado. Los materiales aparecieron durante las obras de construcción del Tren de Alta Velocidad (TAV) hace más de una década.

El mandatario anunció ayer que solicitará al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), al Museo de Pontevedra [propiedad de la Diputación provincial] y a la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta "que se localicen las piezas correspondientes a la excavación, que llevan años sin que nadie aporte claridad sobre su paradero". Asimismo, plantea que, una vez aclarada su ubicación, se proceda al estudio y catalogación pormenorizada de unos bienes "que por la información aportada por los técnicos que participaron en la excavación eran muy interesantes", dice. Pretende que los organismos implicados en el proceso de excavación y catalogación de los restos que se excavaron en la traza del tren, seis años después de la primera solicitud, "se impliquen y clarifiquen en la situación en la que se encuentran esos restos y procedan a la continuación y final de los trabajos estudio y catalogación".

El alcalde recuerda que, en el año 2013, el gobierno lalinense solicitó información de Patrimonio para conocer el estado de los trabajos de catalogación de las piezas y de estudio del castro, aclarándose por parte del departamento de la Xunta que aún estaban las piezas en proceso de estudio, clasificación y conservación y que una vez había estado finalizado el proceso del mismo sería trasladados al Museo de Pontevedra. Al año siguiente, en 2014, el gobierno popular anunció su intención de que, una vez catalogadas, las piezas exponerse en Lalín. Con motivo de ese anuncio, Adif y los responsables de la excavación confirmaban que los materiales seguían en proceso de catalogación, argumentando entonces que su clasificación y estudio llevaría años, aunque estaba próxima a finalizar la catalogación de los elementos líticos extraídos, unos 300. El estudio de las piezas metálicas -puntas de flecha, brazaletes, sortijas, etc- ocupaban más tiempo por la necesidad de estudiar los dibujos y fotos para compararlos y hacer un estudio riguroso de los mismos.

Ya en 2017, la corporación municipal aprobó una moción del PP para pedir a Adif, Diputación y Patrimonio colaboración para la catalogación de estas piezas para la una futura exposición, pero de aquella iniciativa nada se sabe. El ejecutivo destaca que el Castriño de Bendoiro, en palabras de uno de los mayores estudiosos de la cultura castreña de nuestra comarca, el profesor Antonio Presas, es uno de los castro más singulares de Lalín y, probablemente, de Galicia, por sus particulares características y por su cercanía al castro de Bendoiro -situado a menos de 100 metros al noroeste del primero-, que los convertiría en un caso casi único de castro doble. Además, en los paneles informativos que hay ubicados en el entorno, se refleja que castriño y castro de Bendoiro serían un único asentamiento, delimitados por un sistema complejo de hoyos, que compartiría lugares y espacios comunes, pese a tener dos zonas diferenciadas de viviendas.

La fortificación está en el lugar de Vilasoa y tendría una datación temporal de entre los siglos IV e I antes de Cristo. Al estar situado en la traza que se diseñó para el paso del TAV, fue objeto entre los años 2006 y 2008 de trabajos arqueológicos que incluyeron la excavación de la parte meridional del parapeto visible