Adega considera "una extrema irresponsabilidad las medidas que la Consellería de Medio Ambiente acaba de lanzar para disminuir el tamaño de las poblaciones de jabalí, ya que constituyen un auténtico riesgo para la seguridad de las personas que habitan o circulen por los montes des estos 33 municipios y que además están prohibidas parte de ellas".
Creen que la declaración de una situación excepcional que permita una presencia intensa de armas de caza en el monte sin ningún tipo de limitación puede acabar en accidentes ciertamente lamentables. Manifiesta que en los montes gallegos siempre hay gente, profesionales forestales, madereros, ganaderos, caminantes y deportistas o, incluso propietarios. "En este país no hay costumbre de que se cace fuera de los días hábiles, y los que andan en el monte lo saben, y muchos podrán ser ajenos a una actividad de escopetas libres haciendo esperas".
Por otra parte, insiste en que una espera "no es como una batida, que acostumbra contar con un despliegue de muchas personas y estar señalizada y advertidos los transeúntes, sino que son silenciosas, pueden pasar inadvertidas y la visibilidad de un puesto de tiro no tiene porque ser completa y más si es de noche". Este colectivo recrimina el hecho de que puedan ser realizadas por los agricultores. "Porque al hacerlo desde fuera de la propia actividad cinegética, multiplica considerablemente el riesgo de la seguridad de las personas, simplemente es una temeridad y, de consumarse, es mejor no salir al monte. Y, en el caso de las jaulas, deberían estar gestionadas exclusivamente por personal cualificado".
Además, el colectivo replicn la declaración de emergencia cinegética "porque no se sostiene en datos objetivos y técnicos". No le consta que se tenga declarada antes en Galicia una situación de este cariz y recuerda que "el empleo de visores ópticos nocturnos, sean convencionales o electrónicos, de ir acoplados a la arma están prohibidos, ni como medida excepcional están permitidos·.
