"El tiempo no pasa solo por las personas", sentencia la fotógrafa Antía Expósito cuando trata de definir su muestra fotográfica. Bautizada como Deshabitados, la exposición está integrada por 27 fotografías en las que se enseña las distintas fases del abandono, diferenciando entre los espacios públicos y privados, que afecta a diferentes edificios. Esta colección nació a manos del trabajo de fotografía de arquitectura realizado por la joven estradense, que contemplaba su proyección al público. Esta realizó su formación académica en la Escuela de Arte y Superior de Diseño Mestre Mateo en Santiago de Compostela. Ahora, la Sala de Exposiciones Abanca de A Estrada alberga en su interior las imágenes capturadas por la estradense. La exhibición estará abierta al público hasta el próximo domingo. El horario de apertura hasta el viernes será de 10.00 a 13.00 horas y de 18.00 a 21.30 por la tarde. Ya durante el fin de semana se contará con horario continuado de 10.00 a 21.30 horas.
Las imágenes que componen la exhibición demuestran ser el claro reflejo de la intervención, tanto del hombre como de la naturaleza, en diferentes edificaciones. Además, también se revela como el retrato del paso del tiempo en las paredes e infraestructuras de casas, colegios monumentos u hoteles. De otro lado, Antía Expósito asegura que la fotografía, frente a otros medios de expresión y comunicación, es capaz de transmitir objetividad desde cualquiera de sus ángulos y encuadres. Precisamente, esta neutralidad es lo que ha querido plasmar en Deshabitados. Afirma que "no hay intervención" en sus piezas. Las fotografías son tan fieles al lugar inmortalizado que apenas cuentan con algún retoque y el propio escenario no sufre ninguna modificación durante la captura de la imagen.
Por otro lado, ha enmarcado el proyecto en el movimiento fotográfico conocido como Urbex o exploración urbana. Este se define como una actividad de ocio centrada en investigar y explorar lugares abandonados que la sociedad, en su agitado desarrollo, relegó al olvido. Es así, que acudió a zonas de la ciudad, pero alejadas del centro, y superficies rurales en decadencia.
Aunque en muchas ocasiones los escenarios de las imágenes son fácilmente reconocibles, como es la situación del antiguo colegio Cristo Rey o el pazo de Guimarei, comenta que, siguiente la corriente Urbex, las localizaciones son secretas. Y, a pesar del misterio que rodea cada imagen, se ha querido postular como la voz de estos lugares olvidados.
