Las fiestas de A Bandeira tuvieron un coste aproximado de 80.000 euros, tal como se desveló anoche en la asamblea de la Asociación de Amigos da Empanada. "Es una cantidad enorme para una villa que no supera los 800 vecinos", indicó la directiva liderada por Andrés Seoane, que atribuye el presupuesto "al enorme trabajo realizado durante todo el año", amén de las ayudas del Concello de Silleda, la Diputación, la Xunta y las aportaciones de vecinos y hosteleros. "La gestión económica fue clave para esta directiva, que siempre actuó de forma muy responsable y cautelosa", indicó el tesorero, Alfonso Mato, que detalló las cuentas de 2019. El remanente será de 3.500 euros, una cantidad que la directiva saliente considera "muy adecuada" para que la nueva pueda comenzar a funcionar.

Las fiestas de agosto fueron valoradas de forma "especialmente positiva", ya que "todas sus actividades fueron un éxito". Los festivales de la Empanada (Bandeirock y Esmorga Folk) superaron todas las expectativas y llegaron a niveles históricos; las nuevas propuestas, como el Bandeirap, tuvieron una muy buena acogida; en la cena de peñas hubo unas 8.000 personas, 1.000 más que el año pasado; y el pregón estuvo abarrotado", apuntó Andrés Seoane durante su balance. Tanto es así que estiman que unas 20.000 personas pasaron por la localidad durante los cuatro días de festejos. Junto con la cantidad, el presidente dimisionario destacó la "diversidad", en el sentido de que "pocas villas del país cuentan con tanta variedad", en alusión a los estilos musicales, una verbena de orquestas que corta una carretera nacional y, por supuesto, un famoso concurso de empanadas.

Dimisión en bloque

La asamblea estaba abierta a los socios y a los vecinos y, como novedad, la hostelería fue invitada personalmente a acudir. Como ya había anunciado, los 16 miembros de la directiva de Amigos da Empanada presentaron anoche su dimisión en bloque aduciendo varios motivos. El primero de ellos es "el cansancio y la fatiga" que muestra el equipo tras un año "de mucho trabajo y estrés" con "una locura de horas dedicadas y sacrificios realizados". En segundo lugar, "los compromisos personales del equipo", formado por gente muy joven, en su mayoría universitarios, que pretenden centrarse ahora "en lo realmente importante", que es su futuro.

Por último, aluden a la existencia de "un cierto desánimo" por entender que, "pese a aumentar el nivel de las fiestas y de dedicarle tantas horas", fueron "objeto de críticas destructivas constantes desde el minuto cero". "Mucha gente cuestionó cada paso que dimos, cada cambio, sin entender que todas las decisiones adoptadas fueron pensando en el bien de la fiesta", apuntan desde la directiva. Además, tenían "la certeza de que la gente y los comercios verían todo el trabajo que realizamos y que aumentar la calidad de la fiesta tendría como contrapartida un aumento en la recaudación, pero tristemente no fue así", concluyen, si bien apostillan que "la mayoría de la gente" sí valoró su esfuerzo y les brindó "un apoyo enorme y muchísimo cariño".