El teatro de barracas y barranquiñas regresa a las plazas y calles de Lalín durante este fin de semana, dentro de la programación del festival Titirideza. Hoy, uno de las obras teatrales será Lost Dog... Perro perdido de la compañía Cal y Canto, que actuará en la Praza de Loriga. Ana Ortega y Marcos Castro son los fundadores de este proyecto, que ya ha recorrido más de 20 países de todo el mundo.
-¿Cuál es la temática de la obra 'Lost dog... Perro perdido?
-Es un espectáculo de títeres y objetos que trata sobre la historia de un perro abandonado. La perspectiva de la obra es diferente e inusual ya que el espectador va a ver toda la función desde los ojos del perro, observando solo las piernas y los pies de los actores. Outra de las particularidades que la hace especial, y creo que por eso estamos aquí homenajeando el teatro de barracas y barraquiñas, es que la obra se desarrolla dentro de una infraestructura que simula una caseta de perro. La obra es un montaje que no tiene casi texto, solo una breve introducción. Resulta sorprendente ver cómo solo con la mirada del perro y con la gestualidad de las piernas puedes contar una historia llena de emoción.
-Hoy van a realizar tres pases teatrales. ¿Habrá alguna variación entre ambos?
-No, no va a haber ninguna diferencia entre los tres. Es la misma función pero como va a haber aforo limitado, unas 55 plazas por cada pase, decidimos repetir la actuación. El primero va a ser a las 13:00 horas y los dos siguientes, a las 17:30 y 19:30 horas. Uno de nuestros principales objetivos es que el público tenga un punto de vista diferente de hacer teatro y también jugar con la perspectiva de ver los objetos de cerca. Mucha gente nos llega a decir que es casi cinematográfico por la iluminación y la ambientación de las distintas escenas. Esta dinámica es más dura físicamente porque requiere más exigencia pero, al final, tiene su recompensa.
-¿El espectáculo está dirigido a todas las edades?
-Nosotros la recomendamos para niños a partir de ocho años pero este fin de semana, ya que es casi la última actuación del verano, pueden acceder niños más pequeños, siempre acompañados de sus padres o hermanos.
-¿Cuántos años llevan representando esta pieza?
-A finales de 2014 comenzamos con este nuevo proyecto. Al principio nos costó incluirlo en la gira pero al ganar, en el año 2017, el premio al mejor espectáculo en espacio no convencional en la feria de artes escénicas de FETEN, la acogida fue mucho mayor. Esta entrega se realiza en Gijón pero el galardón tiene una gran importancia a nivel europeo, tanto para el sector de teatro familiar como de títeres. Fue una gran oportunidad para darle visibilidad y, desde esa fecha, hemos estado prácticamente sin dejar de representar la obra.
-Este año también han sido finalistas en los premios Max de las Artes Escénicas. ¿Cómo fue esta experiencia?
-No nos lo esperábamos para nada. Fuimos pasando las distintas fases y resultó que llegamos a la final junto a trabajos de otros compañeros. Siempre es muy gratificante que reconozcan de esta manera el trabajo que realizas. Pero yo siempre digo que está muy bien recibir este tipo de reconocimientos, pero para mí lo importante es poder continuar girando el espectáculo por diferentes lugares de España.
-El nombre de la compañía 'Cal y Canto', ¿Tiene algún significado en especial?
-Sí, tiene varios significados. Nosotros somos de Burgos y hay una expresión que se utiliza mucho que es Cerrado a cal y canto. Nos gustaba eso dicho ya que cada vez que tienes que hacer un nuevo espectáculo, te obliga a retraerte del mundo y concentrarte para poder trabajar en algo que te convenza. También hay un libro de poesía que nos encanta que es Cal y Canto de Rafael Alberti. Fueron los dos factores por los que decidimos elegir este nombre.
