El Concello de Lalín anima a todos los vecinos a participar este tarde en el homenaje a Cruz Bouza Rojas con motivo de su 105 aniversario. Aunque el cumpleaños será mañana, hoy la calle T vestirá sus mejores galas para agasajar a esta mujer que llegó a Lalín hace 25 años procedente de su A Pontenova natal para cuidar a su yerno enfermo y, también, a su bisnieta a la que llevaba al colegio. Cruz Bouza tiene además en Lalín una hija, una nieta, un nieto político, y un hijo y una nuera en su municipio natal. En el homenaje musical de hoy está confirmadas las presencia del regidor municipal de Lalín, José Crespo, y las concejalas de Benestar Social y de Cultura, Paz Pérez y Begoña Blanco.

Esta excepcional mujer quedó viuda muy joven. Su marido era cartero de profesión pero "nos quitaron el correo cuando murió", indica la centenaria, que se quedó sola, sin pensión y con dos niños a su cargo. Hasta su llegada a la cabecera comarcal dezana, Cruz Bouza trabajó de toda su vida en el Hostal La Cubana de su tierra natal. Allí lavaba la ropa a la mayoría de los pescadores que se alojaban en ese establecimiento. Fue un oficio que ejerció en verano y en invierno, y del que guarda buenos recuerdos, a pesar de su dureza por el frío que se pasaba en los meses de mal tiempo. Cruz Bouza asegura que "comía en la mesa de los dueños y nunca me faltó un café" y que incluso se lo llevaban al río a media tarde siempre que lo solicitaba cuando estaba aterida.

Con casi 105 años, Cruz Bouza es una mujer que come de todo, pero reconoce que su plato favorito son los torreznos con patatas fritas y de sobremesa la tortilla al ron que le prepara su nuera. Tampoco falta un vaso de vino en cada comida para esta mujer que le comenta a los médicos que el vino se lo recetó un galeno de Mondoñedo, y que no le den agua porque no la piensa tomar. Cruz Bouza no deja pasar un domingo sin su chupito de licor café, al que se aficionó en Lalín porque al parecer en Lugo no es tan habitual después de las comidas. La variada diete alimenticia de esta entrañable centenaria se completan con los helado del "Heladero" por los que siente verdadera devoción desde que los probó por vez primera recién llegada a tierras lalinenses.

Además, Cruz Bouza es una empedernida lectora. En su casa es fácil ver como conserva una buena parte de los libros editados por el consistorio lalinense. Tampoco perdona cada día el periódico, donde lo primero que mira son las esquelas y acostumbra a hacer comentarios del tipo "murió bien joven, tenía ochenta y cinco...". También le echa un vistazo a alguna revista semanal y como ahora ve poco "le miro los santos", asegura.

Los naipes también forman parte de las aficiones de Cruz Bouza, que casi todas las tardes recibe la visita de vecinas con las que comparte una taza de café. Con una buena memoria, la centenaria que será reconocida hoy en Lalín afirma ser feliz en la localidad, aunque dice que el último viaje lo hará en A Pontenova con una buena amiga suya, Chelo de la funeraria, que le prometió unirla con su marido.