Es muy frecuente que las parroquias y los cascos urbanos de las villas de Deza y Tabeirós revivan, de golpe, con la llegada de veraneantes que pasan el resto del año fuera, por motivos de trabajo. Esto obliga a intensificar servicios como la recogida de la basura o la limpieza de zonas verdes. Sin embargo, este despliegue de servicio no se debe al desembarco de la población turística, la que se hospeda en alojamientos y no en viviendas de los familiares. Este tipo de turista apenas tiene impacto, ya que supone el 0,41% de la población total. Es un porcentaje mejor que el 0,34% de 2015 pero, igual que ocurría con las pernoctaciones turísticas, está también por debajo del 0,49% que llegó a alcanzarse en 2011.

Las cifras del índice de población turística son más altas en el geodestino ya mencionado de la Ría de Arousa, donde la población turística supone el 2,81% de la población total. Destaca, también el de Terras de Santiago, con un índice de 1,89. La capital gallega, como meta de las rutas jacobeas, tiene más que definido su papel como reclamo de turistas extranjeros. Si tomamos ese 1,89% que supone la población turística, resulta que si hablamos de turistas no gallegos, el índice apenas baja, ya que se queda en un 1,69%. De los geodestinos de interior, es el que tiene más demanda, ya que según Medio Ambiente en 2015 hubo 624 pernoctaciones por kilómetro cuadrado.