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Las consecuencias de la fauna salvaje en el sector primario

Medio Ambiente ya suma en lo que va de año 230 avisos por daños de jabalí en las comarcas

Lalín, A Estrada y Silleda concentran las incursiones de esta especie en los cultivos -La Xunta constata otras 58 denuncias por ataques de lobo a ganadería -Vuelve a recuperarse la agilidad en la autorización de batidas

Una finca de maíz en Silleda, con severos destrozos del jabalí. // Bernabé/Javier Lalín

Los paseos del jabalí en busca de comida ya no se ciñen a prados y maizales recién sembrados o con la espiga ya madura. En este año, las piaras cataron sembrados de patatas y hasta productos de huerta. Sus daños son de tal envergadura que desde enero, los vecinos de las comarcas elevaron a Medio Ambiente hasta 230 avisos por destrozos de esta fauna en sus fincas. Buena parte de estas incursiones se produjeron durante el verano, puesto que hasta junio había tan solo 120 alertas. Es decir, que en el verano hubo tantas denuncias como en los seis meses previos.

Las dos cabeceras comarcales, así como Rodeiro, aglutinan buena parte de esas 230 alertas. Desde enero, hubo 53 avisos por daños de jabalí remitidos desde Lalín, a los que se suman los 41 tramitados desde A Estrada y los 38 de ganaderos de Silleda. Pero en esta singular estadística los municipios de menor tamaño no se quedan atrás: Rodeiro elevó 32 alertas por destrozos de jabalí en cultivos, mientras que Agolada registró 19 y Dozón, 12. Cruces aporta 8. En Tabeirós-Terra de Montes, desde Forcarei hubo 17 avisos por destrozos, a los que se suman los 10 de Cerdedo-Cotobade.

Para frenar estos datos, la Xunta recuperó este año una línea de ayudas, pero encaminadas a la prevención mediante la adquisición de pastores eléctricos. La iniciativa resulta difícil de materializar en fincas que a veces superan las cuatro hectáreas de superficie. En terrenos como estos tendrían que emplearse varios pastores eléctricos que, muchas veces, acaban siendo robados. Por de pronto, las incursiones del jabalí obligan a muchas explotaciones a dejar de cultivar maíz, o, sin más, adelantar su recogida para silo. Esta labor, que normalmente se realiza en la segunda quincena de septiembre, ya comenzó días atrás en algunos puntos de Silleda. Los animales comenzaron a entrar en las fincas pese a que el maíz aún no está maduro.

El norte de Pontevedra y, sobre todo, Deza, se convierten en el paraíso para el jabalí, sobre todo para aquel que huye de las tierras quemadas en las zonas limítrofes de Ourense. El exceso de comida que encuentra en los campos de la comarca motivan que las hembras tengan ya dos partos al año, y de ahí la proliferación del animal, que se has destronado al lobo como principal amenaza del sector primario. Aunque la Consellería de Medio Ambiente también abre expedientes por ataques de este animal a las cabañas ganaderas, la cifra es más modesta, con 58 alertas. De nuevo, los daños se concentra en las dos cabeceras de comarcas, con 24 ataques en ganaderías de A Estrada y 15 en las de Lalín. En el resto de municipios, los avisos se colocan por debajo de la decena: hubo 6 denuncias desde Cerdedo-Cotobade, y 4 desde Silleda. Tanto en Vila de Cruces como Agolada, Forcarei y Dozón se registraron dos alertas en cada municipio, mientras que hasta la fecha solo se denunció un ataque en Rodeiro.

Remate del plazo de ayudas

En esta categoría, las ayudas de la Xunta para prevenir los ataques del lobo cubren los gastos de compra tanto de mastines como de pastores eléctricos y cierres móviles de malla electrificada, así como la instalación y adquisición de cierres fijos. Para los daños de las dos especies, estas subvenciones cuentan con un montante inicial de 300.000 euros, de los que 200.000 costean medias de prevención de daños del lobo, y los 100.000 restantes van contra las incursiones del jabalí. Eso sí, el plazo para solicitar las ayudas remató ya el 9 de febrero. Para los ganaderos que accedieron a ellas el plazo de justificación de las mismas remata mañana.

Aunque habrá que esperar a finales de año para calcular el verdadero impacto económico de estas dos especies en la agroganadería, el año pasado la asociación ecologista Adega presentó un informe según el que los daños del lobo en las ganaderías de la provincia durante 2017 rebasaron los 54.300 euros. Los ataques de los cánidos se centran sobre todo en explotaciones de vacuno y ovino, con daños valorados, respectivamente, en 28.800 y 15.675 euros. En dicho informe, se estima que los ataques del lobo produjeron en toda Galicia unos daños equivalentes a 486.150 euros, mientras que en ese ejercicio las ayudas de la Xunta cubrieron solo 279.958.

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